miércoles, 24 de septiembre de 2008

Perreo

Lluvia dorada

El perro le daba vueltas, desesperadas vueltas, a la perra que estaba en calor. Pero ella, a pesar de su disposición natural, no quería, ¡y punto! Los gruñidos y mordiscos con que ahuyentaba a su aparecido amante no funcionaban, así que para evitar otro intento de monta ella optó por echarse al suelo. Dejó al perro como el ternero, pues ya ni su mojada nariz se acercaba al objeto de su deseo. Después de una larga des-espera, él se cansó de rodearla y, colérico, se dejó llevar por la peligrosa combinación del enamoramiento y la frustración: una vuelta más para buscar la posición exacta, un último ladrido como ruego final, una pata levantada rápidamente y un chorro de orina cálido para su fría amada. Aterrada, acostada, ‘miada’, ni así se levantó, y el muy perro perro siguió su camino.

¿Un buen polvo?

Una escena curiosa es ver a una manada de perros en la calle detrás de una perra que huye de sus furtivos parejos. Pero una escena más curiosa es ver a una perra y a un perro unidos por la consumación del acto. ‘Pegados’ por sus traseros, formando una extraña criatura de dos cabezas. Es la caricaturización exacta de que el sexo ata las almas de dos enamorados, de cualquier raza, en cualquier momento, en cualquier lugar. ¡Ayayay!, para ambos. Se quedan enganchados por sus genitales, y cada tanto, ambos intentan halar para su lado. La gente que pasa, sonrojada de ver “esas cosas de animales”, los aguza a separarlos, pero duele tanto, ¡tanto!, que prefieren, o mejor, les toca, seguir así, con más dolor que placer. Sus ojos, antes excitados, ahora se muestran adolecidos, esperando que alguna nueva contracción fisiológica les dé alas a su amor y los libere. El tiempo ¡sí que les pasa! cuando están juntos. Esa noche los humanos, con la misma arrechera de la perruna pareja, no pichan sino que “hacen el amor”.
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miércoles, 17 de septiembre de 2008

Un zapatazo

¡No sé para qué grabé todo lo que chateé con esta pelada! Tal vez para leer con cuidado, y releer con calma, y creer con tristeza lo que no me imaginé que me iba a decir. Alguien más experimentado, supongo, no se arriesgaría a escuchar esas palabras, sino que huiría antes de aguantarse tremendo guarapazo del amor.

Otra vez me tocó escuchar, bueno, ahora leer, lo que no vi venir: que le caigo bien, que gracias por los detalles, que sólo como amigo. ¡Ajh! ¡Qué piedra! ¡Qué piedra tan tenaz la que no quise ver venir, más bien!

Pretty baby girl :) -- dice:
no quiero parecer grosera, pero de mi no vas a recibir más de lo que quisieras recibir… me caes bien, pero como amigo… de los buenos, en serio. por eso tampoco quiero recibirte muchas atenciones ya que no merezco tantas, ok?

El Marqués dice:
OK...

Pretty baby girl :) -- dice:
Sorry… ;)

¿Qué lo siente? ¡Soy yo el que siente el vacío tan hache pe que me deja! Esa vaina de ilusionarse es una apuesta muy grande. Si la gente se gana un chance o una rifa alguna vez en la vida, pues yo me quería ganar una buena mujer.

A veces pienso que los animales disfrutan de las relaciones, de las socioculturales y de las sexuales, más que nosotros. Se ven, se huelen, se gustan, lo hacen, y lo vuelven a hacer, y siguen sus vidas y contando con suerte se vuelven a ver para comenzar el ciclo.

Pero no. Por andar de humano, de racional, de evolucionado, de enamorado, me pasa lo que les pasa a los gatos en los tejados cuando buscan a la gatita de pedigrí: les echan agua, los asustan con el periódico, les tiran un zapato…

Y el zapato me pegó donde era, donde más le duele a uno: en la esperanza. El amor debería saltarse el paso de la amistad: el riesgo de quedarse en ese escalón y seguir amando a la persona calladamente es tremendo. Es involución.

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miércoles, 10 de septiembre de 2008

Lucky bambú

bambú o bambuc. (Del port. bambu). Planta de la familia de las Gramíneas, originaria de la India, con tallo leñoso que llega a más de 20m de altura, y de cuyos nudos superiores nacen ramitos cargados de hojas grandes de color verde claro, y con flores en panojas derechas, ramosas y extendidas. Las cañas, aunque ligeras, son muy resistentes, y se emplean en la construcción de casas y en la fabricación de muebles, instrumentos y otros objetos; las hojas, para envolver las cajas de té que venían de China; la corteza, en las fábricas de papel; los nudos proporcionan una especie de azúcar, y los brotes tiernos son comestibles.
Microsoft® Encarta® 2008.



Se le conoce popularmente como Lucky Bambú porque ahora se cree, con estas cosas de la armonía y el feng shui, que aleja las malas energías que otros puedan desearlas sobre su propietario.



Durante cinco años tuve la esperanza de que su tallo creciera tanto como para alimentar a un oso panda. Al primer año, un brote de un nudo de la parte media se desarrolló y sus hojas tenían el verde que todo herbívoro desearía saborear. Al segundo, otro brote salió de su parte superior y retando a la gravedad mantuvo su rama erecta hasta el final, hasta ahora, sosteniendo firmes a dos hojitas que se quedaron solas allá arriba; ya no tuvieron con quién más seguir creciendo.



¿Por qué?

Supuesto uno. En varias ocasiones entré a viveros a preguntar cómo hacía para que mi bambú siguiera progresando, echara más raíces y se mantuviera con ese bonito color neón. De un tiempo para acá, en algunas de sus hojas el amarillo prevalecía hasta que se secaban por completo. Las respuestas decían más o menos esto: “no hay nada que hacer… eso es que usted está rodeado de malas energías y la matica las está absorbiendo… el que tiene que hacer algo es usted…”. Sin comentarios.

Supuesto dos. Un día puse a mi bambú en una mesita de la sala. Mora, con su curiosidad felina, probó del agua sagrada y quedó encantada. Desde ese día no quiso tomar agua que no fuera otra que la del jarrón de mi mata. La subía a la repisa donde siempre estuvo lejana y la gata le hacía el feo al pocillo en el que siempre había tomado agua. Me imagino que prefirió tomar agua saborizada con especias que la mera agua de la llave, o hasta de pronto se volvió adicta a la “bamburfina”. No sólo de pan vive el hombre, y no sólo de agua vive un bambú. Las piedritas de granito que le puse desde el principio y las babas felinas tal vez ya no eran suficiente fuente de minerales para su crecimiento. Compré complejos vitamínicos vegetales, pero ante la única fuente de agua para la sed de Mora, habría ocurrido que: a) a la gata le salieran hojas en la cola o botara pelo verde; o b) me convirtiera en un gaticida por envenenamiento.



En los últimos días el bambú aceleró su muerte. Se puso amarillo, se cayeron todas sus hojas y el agua a los dos días ya tenía un olor nauseabundo, cosa que no ocurría antes, cuando le duraba hasta diez días sin cambiarla. Mora ya no tomaba agua y llegó la hora de botarlo y comprar una nueva fuente de drogas para la gata. No alimenté a mi futuro oso panda pero le di de beber “aguas frescas” a una gata viciosa.



El nuevo bambú tiene el mismo fresco semblante de su viejo colega, lozano, inmarchitable, y espero no corra pronto con la misma suerte. ¿O soy yo el que no anda con buena suerte?

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miércoles, 3 de septiembre de 2008

Atila Ingeniería

Orden a partir del caos”. Frank Lloyd Wright, arquitecto


Cuando veía en la ciudad una demolición en curso, me llamaba la atención el nombre de la empresa responsable de hacerla: Atila Ingeniería. Qué buen nombre para cumplir tal oficio.


Tuve oportunidad de conocer a su dueño, Don Rogelio, con quien todavía trabajo de vez en cuando en cosas de su empresa. En esta ocasión, como fotógrafo, para ser testigo del antes y del después del paso moderno de los Hunos: la demolición por implosión (explosiones controladas) de las antiguas instalaciones del Colegio Villegas en Cali.

Las siguientes imágenes corresponden al primero de los tres bloques de las instalaciones por demoler:



La foto del momento mismo de la detonación no la pude captar (menos mal fotógrafos con equipos profesionales de medios de comunicación locales y nacionales sí lo hicieron). Pero mejor, pude ver, escuchar y sentir la explosión con todos los sentidos puestos en ese instante y no a través del lente de la cámara, que no quedó 100% sincronizada con la cuenta regresiva que llevaba el jefe:



A continuación, los restos de ese mismo primer bloque:



Recorriendo tales ruinas y las del resto de la obra entendí lo que se dice popularmente, que hay que destruir para construir algo nuevo. Hasta la Biblia lo menciona cuando dice que hay tiempo para ambas cosas, acabar algo para volver a comenzar. Y como la belleza está en los ojos de quien la aprecia, capté algunas imágenes que (me) hablan de ello mismo:




Fin y principio. La eterna rutina de La Vida.

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