En el dolor de un rompimiento, sale un “te deseo lo mejor” de un magullado orgullo. Con ella, hace mucho tiempo, mi pretensión fue de corazón. No por eso únicamente, claro está, ella vive hoy un matrimonio que hasta ahora, según dice, le ha resultado de maravilla. Un varoncito planeado y deseado ajusta ya seis meses de gestación.
Bajita y con una barriga redonda como un roll-on, se ve preciosa. Mi instinto paterno quiso abrazarla y compartir con ella tanta ternura. Lo hice, y resultó algo incómodo y divertido.
Qué alegría encontrarla de nuevo. Hace años, cuando me dijo que se iba a casar, yo ya lo sabía: lo había soñado anticipadamente. Al verla embarazada en estos días, se confirmó mi último sueño.
Pudo ser…
[Suspiro…]
La vida sigue…
Y a Dios le pido que nuestros caminos estén llenos de salud, fe, risas y tranquilidad.