miércoles, 24 de noviembre de 2010

Intensidad

Ni tanto que queme al santo ni tan poco que no lo alumbre”.

Alguna vez leí o escuché, no me acuerdo, que quienes citaban las definiciones en sus textos lo hacían más por desconocimiento y presunción que por claridad en el uso de las ideas y palabras. En parte es cierto, pero necesario, cuando se le quiere sacar mayor provecho a algo que creemos saber.

Recurro al Diccionario de la Real Academia Española para encontrar significados literales y figurados de palabras conocidas y desconocidas, como esta:

intensidad.
(De intenso).

1. f. Grado de fuerza con que se manifiesta un agente natural, una magnitud física, una cualidad, una expresión, etc.
2. f. Vehemencia de los afectos del ánimo.

Desde hace mucho tiempo tenía en mis pendientes escribir sobre esta palabra y su significado. Hasta había hecho una apropiación carabasesca de ella, al darle sentido a través de la ecuación de la diferencia de potencial (tensión) que existe entre dos puntos en función de la intensidad de corriente y la resistencia entre ellos: ΔV = R . I. No la hice porque resultaba muy buena pero excesivamente ñoña.

Me han la han echado en cara infinidad de veces, con señalamientos en cualquier tiempo y conjugación de los verbos ‘ser’ o ‘estar’ en su primer pronombre personal singular. Siendo inocente y muchas veces culpable de hacerla sustantivo y adjetivo, sólo ahora la entiendo a través de una imagen tomada de Internet.

Es mucho más diciente que la consulta al diccionario, ¿o no? Es un cúmulo de emoción, pensamiento, sentimiento y acción al mismo tiempo, que a pesar de su inmarcesible amor ahoga las mejores expectativas de la otra persona. La subtitularía con un verso de Borges:

Y después de un tiempo
uno aprende que si es demasiado,
hasta el calorcito del sol quema”.

¿Intenso yo? Ya quisiera yo pare-ser el bebé o el gato…
Quizá las otras personas son… ¿débiles?

.

sábado, 13 de noviembre de 2010

¿Cuántas son?

Happy birthday to you...
Happy birthday to you...
Happy birthday... Mr. Marqués...
Happy birthday... to you...”.

Marilyn Monroe

El factorial de un número se identifica con el símbolo ! y representa el producto de todos los números naturales desde 1 hasta n. De esta manera se sintetiza la operación matemática a su mínima expresión.

n! = 1 x 2 x 3 x 4 x … x (n-1) x n

0! = 1
1! = 1
2! = 2
3! = 6
4! = 24
5! = 120
6! = 720
7! = 5.040


De igual manera, este interrogativo símbolo decorativo remplaza una cantidad de velitas que arruinarían el decorado del pastel. Queda la duda de cuántas son las que, encendidas o apagadas, celebran el milagro de la vida después de los años.

¿Y cuántas son las palabras que expresan sentimientos, pensamientos y emociones hacia esas personas que nos acompañan con su presencia ¡y hasta con su ausencia! en esa fecha? Sólo una: "gracias !" Y factorial para todas ellas.

Mi cumpleaños ! = 2,63131E+35
= 263.130.836.933.694.000.000.000.000.000.000.000

Happy birthday... to me...

.

miércoles, 10 de noviembre de 2010

Despedida

Aquí empezó el conteo regresivo.
Cuando llegue a cero se acabó
Tú te vas.
Yo me voy.
Nos vamos los dos”.

Conteo, de Gilberto SantaRosa

En una despedida hay cuatro escenarios posibles:
Uno se va y el otro se queda.
Uno se queda y el otro se va.
Los dos se quedan.
Los dos se van.

Entonces, ¿quién se va y quién se queda? ¿Para dónde? ¿Para qué?

Newton dijo terceramente que a toda acción le sigue una reacción. Si yo me alejo de una persona, desde la Física, ella se aleja de mí en una proporción de igual magnitud y dirección en sentido contrario.

¿Pero qué ocurre si a pesar de la partida, corporal o emocional, permanecemos en reposo o con movimiento rectilíneo y uniforme como en el estado inicial, el anterior? ¿La Primera Ley, de la Inercia, no funciona?

¿Qué fuerzas debemos imprimirnos para que seamos obligados a cambiar de estado? Creo que un “adiós”, ayuda a que la segunda Ley saque la cara por la Dinámica, mas no por la ‘química’. Hay que decir-hacer-lo.

Amor sin Leyes.

No hay más para contar.

.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Desamargado

"La historia del mal hace parte de la historia del hombre".
Algún historiador, en un programa de radio, hace mucho tiempo.


¿Cuántos años tendría cuando actué como un miserable cobarde? Tal vez 9, 13 o 16, no lo sé. Hay cosas del pasado que se quedan en el olvido y de ellas sólo se extrae lo mejor: más que un mal recuerdo, una reflexión.

Tenía una bodoquera de unos 70 centímetros y de 1 centímetro de diámetro. Era en aluminio, brillante y totalmente derecha. Ligera, precisa y confiable independientemente de mi pulso al dirigirla. Frente a las de los demás vecinitos, era un arma letal. Cientos, sumados tal vez, miles de cartuchos de papel pegados con babas y colbón fueron las municiones de inocentes guerras púberes.

Disparar, es decir, impulsar el cucurucho de papel a través del tubo con un fuerte soplido, significaba un enorme riesgo para la integridad de cualquier ojo humano y animal. Por fortuna, nunca pasó nada, sólo un montón de divertidas aventuras bélicas con amigos de la cuadra. Ahora, tal juego sería una inaudita necedad; trayéndolo al valor presente, sería comparable con jugar Pain-T-Ball sin protección.

En una noche de Halloween se me ocurrió la estúpida idea de atacar a los niños que se acercaran a pedir dulces a la casa: una emboscada inmisericorde. Mi hermana Sara me sorprendió en el intento con un arsenal de afilados bodoques listos para hacer daño. Su regaño fue como una iluminación: comprendí que la maldad está en nosotros a flor de piel, y sólo es cuestión de incitarla con cualquier pretexto que nos haga sentir bien. Fue un ejemplo real del lado oscuro de La Fuerza, y yo no tenía idea de la existencia de La Guerra de las Galaxias: tal descubrimiento Jedi fue por mi propia experiencia, como debe ser, sin que nadie salga herido.

...

En más adultas recientes noches del 31 de octubre, no abríamos la puerta del apartamento en un acto de generosa tacañería. Con mi hermano apagábamos las luces y nos hacíamos los locos a los timbrazos y cantos de niños hipoglucémicos. A veces, porque en verdad no teníamos dulces comprados para la ocasión, y muchas otras porque teníamos que regalar los que mamá nos regalaba. Era una decisión que giraba entre el egoísmo y el sentimentalismo: una dosis innecesaria de apego material que no se soltaba compasivamente con los hambrientos triquis triquis.

...

Este año, en una suma de cambios en progreso, al primer sonsonete infantil abrí la puerta de mi hogar para entregar puñados de dulces a vacías talegas de niños disfrazados de cualquier realidad o fantasía. Se saboreaban a través de sus máscaras al ver cuánto azúcar empacado comerían al otro día. Las mamás también recibieron galletas cubiertas de chocolate, y se sorprendieron de que su brujazgo fuera celebrado el mismo día. Me libré de los conjuros para que mi nariz creciera y me dibujé, como en las calabazas, una gran sonrisa de satisfacción por haber dado paz y dado amor, dando dulces, ¡por favor!

...

Beware of the cat. I'm back.


.