lunes, 30 de agosto de 2010

Homenaje póstumo

"¿Qué es el gato?

El gato
es una gota
de tigre"


Jairo Anibal Niño
Poeta boyacense
1941-2010
Q.E.P.D.

miércoles, 25 de agosto de 2010

SpiderCat

Sssshhh…
Silencio…
Bajen la voz…
La araña puede escapar…
Lean pasito…


¡Oh, sorpresa! Tremenda araña en la pared: sus casi 10 centímetros de diámetro eran totalmente evidentes al encender la luz del cuarto. Recordó su entrenamiento en el ejército arácnido y recurrió a hacerse la muerta como estrategia de escape. Ni siquiera respiraba. Pero el traje de camuflaje que llevaba puesto era para otro campo de batalla. Yo sí tomé mis armas de guerra, como Garfield.


Dicen, yo no sé, que la presencia de las arañas es una manifestación de buena suerte. La superstición hasta da consejos sobre cómo proceder ante su encuentro: no matarlas de noche, tirarlas hacia atrás por el hombro izquierdo, mirar cómo tejen su telaraña, y así con las demás supercherías.

Lo de la suerte no sé si la dan, pero lo que sí dan es un poquitín de susto independientemente de su tamaño. Tantas cosas que uno oye de sus picaduras intimidan a cualquiera. Las más comunes son las arañas del polvo, esas que aparecen en cualquier lugar por donde no alcance el trapo. Son pequeñas, pero igual pueden aunque sea escalofriarnos si vemos que han puesto sus huevitos en cualquier parte.

Afuera de una de las ventanas vivía una araña de las grandecitas, y su casa era más grande que la mía, con muebles y todo. Considerando lo de la suerte y el orden de llegada, no derribé su hogar al abrirla para que entre aire. Una señora que me colaboró con el aseo un día, gentilmente cumplió con aquello de que escoba nueva barre bien, y decidió echar a la inquilina de ocho patas a escobazos.

Prefiero tomar distancia de las arañas, siendo un poco menos fóbico que Garfield en sus crueles y divertidos sketchs: si ellas no se meten conmigo, yo no me meto con ellas.






Miren este ejemplo de convivencia pacífica: me ayudan a atrapar moscas en lugares donde sólo ellas pueden llegar.





A quien engaño: tengo que hacer aseo en el apartamento con más cuidado. También es de buena suerte.

Postdata: En cuanto a la araña gigantemutante que me visitó, con las cerdas de mi escoba le hice cosquillas en sus ocho axilas, comenzó a reir desparpajadamente, se tomó la barriga con tres patas, luego con dos y ya con tres patas no pudo agarrarse más a la pared. Cayó justo en el recogedor que tenía abajo de ella y se seguía riendo. La saqué por la ventana para que buscara a quién más asustar con su risa.

.

miércoles, 18 de agosto de 2010

Ojos que no ven, barriga llena

El amor nunca muere de hambre; con frecuencia de indigestión”.
Ninon de Lenclos (1620-1705) Cortesana francesa.

Marge prepara un pastel aparte para que Homero no arruine la dulce cubierta del pastel de la celebración, quedando satisfechos con lo que ambos querían hacer.

¿Qué tan ricos estarán?

Me habían regalado unos pastelillos preparados con una espectacular receta de red velvet, o derivados de alguna ocasión especial como los boconccini del cumpleaños de mi sobrina, ¡y cuánto trabajo me costó comérmelos!: estaban cargados de dedicación, esfuerzo, cariño y buenas intenciones, y yo sólo les correspondería con un hambre voraz y un apetito salvaje. Al bonito detalle sólo le cabía la tradicional frase de película de villanos: “era un trabajo sucio, pero alguien tenía que hacerlo”. Así que luego de darles la vuelta como gato buscando cama y cerrando los ojos para concentrarme en mi gozo: ¡ÑAM!

¿Cuánto sufrirán con mis mordiscos?

Pero los últimos que recibí fueron una prueba a mi gusto y mi fuerza de voluntad. Fueron mandados a hacer y ya no incluían ese valor agregado de su preparación, es cierto, pero el decorado fue fríamente calculado y contratado para que prácticamente no me los comiera. Cada uno tiene, porque todavía no me los he comido, un precioso gato dibujado en su glaseado.


¿Cuánto más esperaré?

El uno huele a vainilla tibia y el otro a chocolatina rellena, los dos tienen una mudez única debida a la suavidad de su contextura y los colores llamativos de su cubierta complementan el banquete, dejando a mi boca con la tentación de opinar desde el último de mis sentidos.



¿A qué sabrán los bigotes?

Los guardaré en la nevera para que duren un poco más y, si se ponen duros, validaré el refrán: “cuando hay hambre, no hay pan duro”.


¿Y si no me gustan?

Algún día, más temprano que tarde, los desnudaré lentamente para saborearlos con mi lengua, degustándome con su textura, deleitándome con sus olores e imaginándome la delicia de comerme un gato…




Con los ojos cerrados, claro, porque a diferencia de Homero, no tengo pastelillos para arruinar, sólo para disfrutar pausadamente. Así, el corazón estará contento.

.

jueves, 12 de agosto de 2010

Caracol Radio

He escuchado a Caracol Radio desde pequeño con el más antiguo de mis recuerdos, como el de las veces que mi mamá prendía a todo volumen el radio para levantarme los sábados temprano, o como cuando lo oía para hacer las tareas mientras transmitían el programa "Pase la tarde" luego de reírme con "El manicomio de Vargas Vil".

Ahora escucho "La Luciérnaga" entre otros de sus muchos otros programas a lo largo del día ("En Familia", "Planeta Caracol"...) y la noche ("Hora 20", "El Alargue", "Sana-Mente"...) cada vez que tengo ocasión. Claro, también a su cadena filial La W Radio en las mañanas.

Hoy, su edificio principal en Bogotá ha sido blanco de un atentado terrorista: hago público mi rechazo contra este acto a este medio de comunicación a través de éste, mi medio de comunicación.

Solidaridad: "¡Caracol, más compañía!".


.

miércoles, 11 de agosto de 2010

miércoles, 4 de agosto de 2010

Somos igual de estúpidos

Estoy seguro de que la investigación asociada a este estudio científico no se merece el calificativo de "estupido" que un portal de Internet le atribuyó para publicar el video. Pero, como así somos, estúpidos, aquí está el video.

A propósito, en mayo pasado Pac-Man celebró sus 30 años de existencia en el mercado, y Google le rindió homenaje habilitando su buscador para que los navegadores jugaran en su portal en un laberinto tributo con las mismas reglas y características del juego original. Tal hito de la historia lo grabé en esta imagen de mi juego:




Tengo en mi casa una versión primitiva de las actuales consolas de entretenimiento. Es un control con una palanca y un botón que funciona con pilas y se conecta al televisor para jugar cuatro clásicos videojuegos de Atari 2600. Entre varias opciones de juegos ofrecidos en cada uno de estos aparatos, escogí precisamente el que tenía el clásico Pac-Man, en aras de alimentar más que un buen recuerdo de la infancia.


Los fantasmas existen, y tienen su propia personalidad, pero uno puede huir de Akabei, Pinky, Aosuke y Guzuta correteándolos con el poder de una destellante pelotita de colores. Sólo son cuatro, así que hay que aprovecharlas para comerse todos los puntitos de cada pantallazo y avanzar sucesivamente en los demás niveles de competición antes de que los fantasmas nos quiten las vidas.

Toda esto es para mí de lo más divertido. Es una combinación de destreza, perseverancia y sencillez única, una mezcla capaz de entre_tener ocupada nuestra mente en un círculo amarillo con una boca que se come todo lo que se le aparezca.

Ahora que recuerdo, en una de las clases de la maestría el profesor mostró un gráfico estadístico circular, tipo pastel o pie, y preguntó abiertamente nuestra opinión sobre su interpretación. Lo primero que se me vino a la cabeza, pensándolo en voz alta, fue que la distribución porcentual se parecía a Pac-Man. ¡Vaya análisis!


En fin, todo esto para rechazar enérgicamente la burla sin sentido del trabajo video-documentado de una doctora y su 'sujeto' de estudio. Las conclusiones de ese trabajo apenas estarían en discusión si analizáramos el comportamiento más animal de quienes no valoran las implicaciones de una investigación como esa.

En mi caso, el video resultaría similar si me grabaran jugando con las consolas modernas XBox 360, PS3 o Wii con que se distrae un compañero de trabajo en su tiempo libre. El chimpancé y yo seríamos iguales, estúpidos, según otros estúpidos, ¿cierto?

¿Quién lo sería más, entonces: los observadores o los observados?

.

domingo, 1 de agosto de 2010

Algún día volverá

Barba. ~pelarse alguien las barbas. locución verbal desusada. ~tirarse de las barbas.

No entiendo bien el contexto de esta acepción en el DRAE, y tal vez coincida con que es poco común su utilización en la cotidianidad de la lengua, pero en mi rostro ella ya no luce más, la pelé.

I'll be back... dijo antes de que la cortara a ras, y una risilla se escuchaba desde las hendijas de las cuchillas de la máquina de afeitar cuando la limpiaba.

Mi piel lloró sangre con su despedida.


.