miércoles, 11 de junio de 2008

Pintor (algo gordo) de brocha gorda

Lo único que había pintado eran mis cuadros con colores o carboncillos, y mucho antes, acuarela. Esa hoja de papel ya era suficiente desafío. Este fin de semana, unos siete metros cuadrados de pared blanca fueron mi lienzo.

La diferencia es abismal: de un pincel y un lápiz a una brocha y un rodillo. Pero la esencia era la misma: crear. Seguiré maravillándome con la raya de un lapicero. Y de ahí para allá, lo que venga. ¡Es que es mágico!: antes no hay nada, y luego un trazo aparece. ¡¿Cómo?! ¿Qué más “sale”?

Compré sólo un cuarto de galón de pintura para el ensayo. La bandeja para empapar el rodillo y el palito mezclador también eran nuevos, y la cinta de enmascarar y un periódico viejo sirvieron para cubrir el piso. Luego, a leer las instrucciones del tarro, porque ni idea de cómo mezclar y aplicar su contenido.

Había que limpiar el polvo de la superficie, así que por ahí empecé. Al ojo, calculé el 25% de agua que se necesitaba agregarle al poco de pintura que vacié para revolver. No sé si quedó aguada o espesa. No tenía a quién preguntarle: todo su delicioso olor era para mí solito.

Pero después de la primera mancha no había reversa. ¡Ya qué!: luego de untarme ambas manos y rellenar mis uñas con pintura, podía continuar hasta el codo. Y sí que lo hice: hasta un mechón de cabello quedó manchado al pintar el filo del guarda escoba.

Le pasé el rodillo hasta agotar el contenido de la bandeja. Salía empapado, y luego de rodar de arriba a abajo y de izquierda a derecha, volvía más liviano de lo que se levantaba. La pared, el ángulo con la columna, el pedazo de cielo raso correspondiente y el rededor del tomacorriente, quedaron del mismo y parejo color. Los retoques, con la brocha.

¿Color de la pintura? Blanco. Algo aburrido para comenzar, pero luego vendrán los demás colores.

Ahora faltan las otras paredes. Averiguaré cómo se hace un sombrero de papel para continuar.

4 comentarios:

Andrés Meza Escallón dijo...

Yo siempre he dicho que el trabajo de los pintores vale cada peso de lo que cobran. No hay nada más jarto y extenuante que pintar una gran superficie, por eso me parece paradójico lo del pintor gordo de brocha gorda. Apuesto que un profesional será más flaco que Don Ramón pero con músculos más definidos que un modelo de Calvin Klein.

Alguna vez pinté mi puerta de la calle. Todavía me arrepiento. Me demoré tres fines de semana, acabé todo salpicado y no quedé satisfecho con el resultado. Muy tarde aprendí la moraleja: las puertas metálicas se pintan con pistola y compresor, no con brocha... :(

MAREÑA dijo...

pues Marqués aquí tienes una pintora de brocha gorda con experiencia y al contrario del perfil que expone Apoloduvalis, mido 1:56 no soy flaquita y estos pechos pintan el apartamento completo, hago texturas (adivina!! mariposas en estuco, las puedes ver en:
http://otra-mariposa.blogspot.com/2007/09/mariposas-en-mi-pared.html
pinto los guardaescobas con aerosol café y termino pintada todita desde el pelo hasta la punta de los pies. El sombrero de papel no es más que un barco en papel periódico, como el que nos enseñaban cuando éramos pequeños, sigue con tu labor te faltan muchas paredes, suerteeee!!

Unknown dijo...

Si en los caseres y habitos de la vida encontrara ese mistisimo sería muy feliz.

Prestame tu brocha que esta llena de magia. =P

Johanna Pérez Vásquez dijo...

Wow pero la pintada fue todo un éxito, por la echada de perros ¿no?