martes, 28 de febrero de 2006

Empatía

Desde aquí veo atardeceres sin afán, noches desiertas, amaneceres frescos, paisajes simples, lugares olvidados, sitios novedosos, personas varias.

Desde aquí huelo a hierba recién cortada, a finca familiar, a cemento hirviente, a polvo húmedo, a piso recién trapeado, personas varias.

Desde aquí pruebo chicles simples, lluvia decadente, hojas caídas, barro multicolor, aceite de motor y escupitajos secos, personas varias.

Desde aquí escucho crujiente grava, alfombras cómplices, pasos rápidos, pisadas a hurtadillas, rechinantes baldosas, personas varias.

Desde aquí toco ruidosa madera, frío mármol, tierra compacta, aguas, aire en ocasiones, plástico falso, personas varias.

Adidas. Viejos y cómodos. Rotos y dignos. Azules con blanco. Cordones originales. Con muchos kilómetros a pie y otros más en carro propio o ajeno, o en bus, o en taxi, o en avión. Con más recuerdos de los que se calzan en mi mente.

La típica definición ejemplar de empatía es “colocarse en los zapatos del otro”. Si alguien lo pudiera hacer, estas serían algunas de las cosas que sentiría.

¿Empatía? Hay cosas que no se comparten… ni siquiera desde un mismo punto de vista… cada cual ya las tiene…

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9 comentarios:

Andrés David dijo...

Adidas o Converse —rosados, azules, verdes... del color preferido— la empatía descrita es la misma. Darío, si hay cosas que no se comparten porque cada cual las tiene... ¿se puede establecer comunicación usándolas como base?

Empatía. Que dificil, que valiosa.

Andrés Meza Escallón dijo...

No creí que fuera a conocer a alguien con tenis más rotos que los míos, pero veo que hay sorpresas detrás del cascabel del gato.

¡Qué bacano caminar! Tantos recuerdos y reflexiones a bordo de cómplices de suela de goma me hacen extrañar cada vez más esa época en que todo quedaba relativamente cerca.

Andrea Estrada Gutiérrez dijo...

Señor Blondon te juro que te falta conocer los míos... están más rotos que los tuyo, más trajinados (bueno acepto que lo tuyo es un problema de uñas, jajajajajaja), pero los quiero igual que todos.

Como que nos va tocar escribir a todos algo sobre este temita que lleva una semana colándose en nuestros blogs.

Dario, que bueno que volviste a escribir.

Abrazo!!!

El Marqués de Carabás dijo...
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El Marqués de Carabás dijo...

La pregunta de Adapar se responde sola.

Los zapatos de Meza siguen cubiertos de Griffin.

Los tenis de DeTodito entran en competencia.

Anónimo dijo...

Milagro señor!, juro que tu gato tiene que ver con esos zapatos. Exitos.

Andrea Estrada Gutiérrez dijo...

Hoy tengo puestos mis zapaticos rotos... creo que les tomaré una foto para entrsr a concursar con el debido escrito...

También creo que tus 'amiguitos' tiene mucho que ver con los recuerdos sobre tus tenis.

Andrés David dijo...

Cierto, la pregunta, tal como está formulada es suficiente respuesta. Zoquete soy.

luisftenorio dijo...

Yo no sé exactamente cuántos años tengan los demás comentaristas, pero puedo decir que aunque tuve unos Adidas en condiciones CASI tan deplorables (el que diga que tuvo unos MÁS acabados o miente o protagonizó "Slumdog Millonaire") es doloroso verlos así congelados en una foto.
Para mi generación los Adidas no eran una marca ni un artículo de lujo sino algo que rozaba la condición de reliquia sagrada. En los corredores del colegio se intercambiaban secretos de logia acerca de como reconocer los auténticos de los chiviados (generalmente el secreto era que el que nos caía mal tenía zapatos chimbos) y los vendedores de San Andresito, el único lugar en Cali donde podías comprarlos, explicaban porque LOS SUYOS eran auténticos y tooooodos los demás eran un tumbis. Y uno sabía cuálese eran samba, country, the edge y demás y las discusiones sobre la belleza o beneficios de Reebok, Fila y Converse eran vistas con olímpico desprecio desde las tranquilas inamovibles alturas de Adidas y Puma, más allá del bien y del mal.
Así que verlos así, en foto... ¡duro! Aunque Dios sabe cómo quedaron los mios hasta que mi mamá los botó en un acto alevoso.