Un cuchillo en su costado izquierdo se encargó de hacer brotar toda la sangre que por su corazón circulaba; se recogió en un balde, mientras colgado en de una pata trasera reclamaba por su vida. Más tarde su roja sangre se convirtió en negras morcillas.
El resto de su cuerpo, salvo sus entrañas, sirvió para la cena de año nuevo luego de prepararse al horno, una forma de cocción típica no comparable con la lechona. Toda una noche estuvo en el horno de barro junto con otros colegas que tampoco pasaron el año.
Los compañeros de corral que se salvaron por su minoría o mayoría de edad para la receta, sí pudieron celebrar la llegada del año nuevo sin necesidad de estar presentes en cuerpo y en alma en la noche del 31.
El resto de su cuerpo, salvo sus entrañas, sirvió para la cena de año nuevo luego de prepararse al horno, una forma de cocción típica no comparable con la lechona. Toda una noche estuvo en el horno de barro junto con otros colegas que tampoco pasaron el año.
Los compañeros de corral que se salvaron por su minoría o mayoría de edad para la receta, sí pudieron celebrar la llegada del año nuevo sin necesidad de estar presentes en cuerpo y en alma en la noche del 31.
5 comentarios:
Minutos antes de penetrar el cuchillo en su costado, él bramaba como si presintiera su destino y aún así, nosotros nos encargamos de saborear su agonía....
Ja, ja, ja :) Sí, para fortuna de los comensales, él perdió el año.
Pregunta: ¿cómo preparan entonces la lechona si no es así, al horno?
Esta muerte es igual a los toros en la corrida, debería ya en este siglo existir una manera menos dramática de muerte, pero... tenemos que alimentarnos. Los compañeros ni siquieran saben que es 31 (?) sólo quieren comer la bazofia que les da su amo, para luego tener la misma muerte de su compañero, cualquier día y hacer felices a unos cuantos. "Si mi muerte contribuye a que otros coman bien, entonces bajaré tranquilo al sepulcro" (Cambio en el texto de las palabras pronunciadas por nuestro Libertador)
Se parece al jefe Gorgori... caga lo de la vida de la lechona. Y peor, la de los pavos. La escena de la venta de pavos vivos al frente del colegio Lacordaire es bien tenaz.
Este artìculo tuyo bien puede representar a un grupo de vegetarianos.
Impresionante la foto.
Prefiero no pensar mucho en animalitos vivos cuando estoy comiendo para no dañarme el apetito.
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