miércoles, 24 de enero de 2007

Rata de dos patas

Rata de dos patas
te estoy hablando a ti,
porque un bicho rastrero
aun siendo el más maldito
comparado contigo
se queda muy chiquito
”.


La necesidad tiene cara de perro, dice el refrán. Y en él, lastimosamente, se justifican las personas que no se conforman con codiciar los bienes ajenos. Así, con papaya ‘ponida’ o no, se dedican a robar lo que la envidia o la pobreza les ofrezca. Allá ellos, a quienes los enriquece su ambición o su pereza; y allá ellos, a quienes la injusticia social los mantiene quincenalmente. Que alguien se apiade de ambos.

Repudiando de mi parte su acción, creo que uno de ellos, más que la misericordia, se ganó hasta la risa de Dios. Hoy su originalidad resulta apabullante, a pesar de que el método haya sido empleado hace cientos de años para torturar a hombres y mujeres, coincidencialmente, “pecadores”.

Un ratero es aquel “que hurta con maña y cautela cosas de poco valor”. Así que cualquier ladrón no es un ratero. Y viceversa. Pero una cosa es el nombre de las cosas y otra son las cosas en sí mismas. En este caso, este bribón hizo mérito para ajustar nombre y significado a su proceder.

El año pasado, un mendigo utilizó como armas dos ratas para atracar a los pasajeros de una buseta en Bogotá. La Policía no tenía antecedentes de tal modus operandi. “El asaltante exigió 10.000 pesos para no dejar a los animales sueltos dentro del vehículo. El miedo y la repulsión de los pasajeros le permitieron recoger mucho más”, decía la noticia en El Tiempo. El chofer no se dio cuenta de nada, ni de los gritos de las señoras encaramadas en las sillas.

El ratero las sacó del bolsillo de su andrajosa chaqueta y sujetándolas por el lomo se las acercaba a la gente para asustarla. Dicen que un señor sacó un billete de dos mil pesos y se lo pasó, pero el muy sinvergüenza le respondió: “No, son diez mil o suelto las ratas”. Otra de las testigos afirmó que "con una rata en cada mano y con toda tranquilidad, el tipo iba recogiendo dinero. Luego se fue hasta la puerta trasera, timbró, el chofer paró la buseta y él se bajó muerto de la risa. Su desfachatez llegó al punto de que luego de bajarse, nos mostró las dos ratas desde la acera y nos hizo muecas", añadió Nelly.

La canción de Paquita La Del Barrio se queda corta para tal canallada.

Que el Gato de la Guarda nos acompañe y favorezca.

2 comentarios:

César López dijo...

Definitivamente un ladrón muy particular... un caso típico de terrorismo, a una baja escala teniendo en cuenta casos como la del "collar bomba".

Jessica Paola dijo...

Un descarado así me lo topé hoy mientras venía camino a la U. Como te parece que un hijo de su madre LADRÓN, sacó del bolsillo de un señor el celular y muy campante timbró para que le abrieran la puerta del bus, pero con lo que no contó el hijueputa, fue el que señor se percató de la ausencia de su teléfono he inmediatamente se dió cuenta de que el tipo que estaba parado, listo para salir, tenía su celular bien engarrotado en la mano.

El hecho fue tan confuso...
el señor casí se cae -puesto que también venia parado- por pegarle un guarapaso a la rata esa. Digo que fue confuso el hecho porque el tipo tenía un cómplice, un viejo decrépito que le ayudo en su asaña, nada sospechoso, claro está. En fin, ellos -las ratas- se bajaron con unos cuantos guarapasos, lástima que no alcancé a darle a uno de esos hijueputas.

Todos, en el bus, se imaginaron cualquier cosa, salvo que estaban robando al señor.
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La noticia de las ratas en el bus es impactante, pero nada sorprendente y lo digo por el ingenio de estos cleptómanos. Mientras lo leía casi me orino, mentiras no son porque tiré caja que da miedo. Buenísimo! Recalde.

Que tengas una excelente noche. Un beso. Ciao Ciao, Jessi.