miércoles, 21 de marzo de 2007

Desde arriba

En la pasada clase de Gestión Tecnológica, conocimos a un empresario de Buga que produce su propio modelo patentado de fuselajes de avionetas comerciales. En su charla mencionó una expresión bastante llamativa: “al volar estamos por debajo únicamente de Dios, pero por encima de muchísimos hachepés”.

Hace dos años volé en parapente 30 temerosos y asombrosos minutos. Luego de aterrizar y con las manos aún temblando por la excitación de hacerlo, escribí estas líneas que hablan de mi afortunada experiencia:

¿Qué hubiera perdido? ¿Ganado?
La oportunidad de saberlo.
Y ahora que la aproveché, no lo sé.
Aposté sin saber a qué y la vida me invita a seguir jugando.

Efectivamente uno se siente grande y pequeño a la vez, agradecido de volver a tierra pero inquieto por regresar al aire. Humilde y pedante posición que uno vive momentáneamente a causa de la velocidad y la relatividad desde las alturas. Por algo ha sido y será desde siempre el sueño de la humanidad.

De vez en cuando Mora salta a la ventana para alimentar su hambriento instinto de curiosidad. Cuando lo hace, me abstengo de acercármele para evitar cualquier movimiento involuntario hacia el vacío. Y cuando se baja, me tranquilizo al verla arrunchada en la alfombra o en cualquier otro lado del apartamento que represente menos riesgo que el de una delgada (y a veces mojada) cornisa.

Y es ahora cuando mi curiosidad comienza a bostezar. ¿Por qué allí? ¿Por qué no allí? Es interesante preguntárselo (no a ella, por supuesto) para descartar posibilidades sobre su proceder: cuando está o no prendido; cuando está o no tibio después de funcionar; cuando hay alguien o no en la habitación; cuando nos dice que es hora o no de comer; cuando es de noche o de día; cuando hace frío o calor; cuando está lamiéndose o durmiendo. ¿Pero por qué encima del televisor?

Una respuesta más consistente surgió cuando veía-mos (con su cola peluda en la mitad de la pantalla) la historia de un guepardo en el África: los árboles eran su lugar de descanso. Recordando otros programas similares, las imágenes de cualquier felino siempre lo han mostrado trepado en algún tronco. Es más, es una escena recurrente en cualquier historia donde haya gatos de por medio. ¿Dónde estaba, acaso, el gato de Cheshire cuando se le apareció a Alicia?



No es una avioneta o un parapente. Es un televisor. Ella se siente poderosa viendo desde arriba lo que somos acá abajo. Es parte del exclusivo misterio gatuno. ¿O dónde se acuesta su perro cuando usted ve televisión? ¡Merecido lo tiene por perro!

5 comentarios:

Liëröt dijo...

me gusta la gatikis, qué bonita!

Andrés Meza Escallón dijo...

En un documental sobre gatos, vi que los "dueños" de la casa habían acondicionado una serie de caminos y pasaleras en lo alto de los techos para que se pasearan sus numerosos gatos. Aparentemente, nada los emocionaba más. Tal vez desde esa posición privilegiada es que puedan realizar la visión de su propia superioridad.

Anónimo dijo...

Muy linda Mora pero ¡qué susto!. Admiro cómo quienes tienen gatos aprenden a despreocuparse, al menos un poquito, cuando ven a sus mascotas al borde de un precipio. Sé que todos no son tan tranquilos pero es algo que llama mi atención.
A propósito del tema me preguntaba yo si siempre los presidentes de las empresas están en los últimos pisos de las compañías. ¿Físicamente será seguro ese lugar?

Andrés David dijo...

Lo suficientemente seguro para Mora. Pero ese pasatiempo no es exclusivo de los gatos. Recuerdo que en mi época universitaria me sentaba en los balcones con los pies colgando hacia afuera, o me quedaba echaba una siestecita de vez en cuando en los mismos. Incluso ahora sigo caminando por cualquier lugar alto y delgado cada vez que pueda, brincando los obstáculos.

Y no soy el único. Conozco más.

Caperucita_Rota dijo...

Nunca nada tan bello como un gato.

"El gato es inquietante, no es de este mundo. Tiene
el enorme prestigio de haber sido ya Dios.
¿Habéis notado cuando nos mira soñoliento?
Parece que nos dice: la vida es sucesión
de ritmos sexuales..."