miércoles, 18 de abril de 2007

Voy a pasármelo bien

Buenos días, Padre. Soy yo, Contertulio… Sí, sé que vine la semana pasada a confesarme, pero quería hacerlo nuevamente. ¿Que me vaya para mi casa? Pero si no le he contado nada de mi vida todavía. ¿Está de afán, Padre…? ¿Que qué hice? Le contaré lo que hago en un día normal y luego usted decide, ¿bueno?

Me levanto a las seis de la mañana en punto. Calzo mis pantuflas para tender mi cama y luego alimento a Isaac, mi hamster, y a Albert, mi tortuga. Me baño lo más pronto posible para servirme un saludable desayuno: una gran taza de avena caliente, que proporciona la energía y los nutrientes necesarios para un largo día de estudio.

Hoy me he levantado dando un salto mortal.
He echado un par de huevos a mi sartén.
Dando volteretas he llegado al baño.
Me he duchado y he despilfarrado el gel.
Porque hoy,
algo me dice,
que voy a pasármelo bien…
”.

¿Escucha usted esa música, Padre? ¿No? ¿Seguro? Continúo entonces…

Luzco las camisas que me compra mi mamá. Ella me recuerda que van por dentro del pantalón, y me pasa la gomina para un retoque en mi peinado. Tomo mis esferos y en mi maletín incluyo una manzana verde para mi hipoglicemia. Luego salgo al paradero para llegar temprano al salón. Ya en la universidad, aclaro las dudas al final de la clase y asisto a las monitorías de otros grupos para reforzar los temas del parcial. Al mediodía almuerzo con mis compañeros del laboratorio y luego voy a la hemeroteca a leer los periódicos del día.

Sé que tengo algunos enemigos,
pero esta noche no podrán contar conmigo,
porque voy a convertirme en hombre lobo.
me he jurado a mí mismo que no dormiré solo.
Porque hoy,
de hoy no pasa,
y voy a pasármelo bien…
”.

¿No escucha nada, Padre? ¿En serio? Parece que estuviera sonando un radio o un discman o un IPod… Creo que son los Hombres G. En fin…

Como le decía, cuando hay presentaciones culturales llamo a mis papás a decirles que me demoro un poco. Y si no las hay, pues me quedo en la biblioteca o en las salas de Internet investigando sobre el proyecto final del semestre.

Bueno…
Vamos a ver,
qué encontramos en esta agendilla de teléfonos.
Nunca se sabe…
Marta… María del Mar… Ana… ¿Elena estará? No sé…
Pero voy a pasármelo bien…
”.

Y así el tiempo me rinde. No lo malgasto en el gimnasio o en fiestas como el pirobo de Camilo –perdón Padre por la palabrota–, a quien le hago las tareas de la universidad para que me presente a Carolina, la bonita amiga con la que sale a rumbear.

¿Que quién es Carolina? Es un angelito de su iglesia… si la conociera, Padre… ¡Está buenísima! [Ji Ji Ji Ji…] Por eso es que estoy aquí… ¿Está bien eso, Padre?

Porque hoy, hoy no sé por qué, pero voy a pasármelo bien…”.

¿Padre…? Padre… ¡Padre…! ¿En qué está pensando? Parece distraído… como si estuviera oyendo otra cosa… ¿Qué si la paso bien así? Pues claro.

Muuuuy… bieeeeeeen…”.

¿Me voy, entonces?

6 comentarios:

Andrés David dijo...

Si cambiamos las mascotas a gatos y la gomina por un peinado modernamente ñoño nos quedará el Marqués en su máxima expresión. Sobre todo por esa risa (ji ji ji) medio zokete, medio gerontoverdosa que lo caracteriza.

Me reí mucho, pa' que. Un abrazo Marqués, que el Lado Zokete de la Fuerza siga con vos.

Anónimo dijo...

Interesante esa capacidad que muestras para sumergirte en la música, yo de verdad no tengo madera para ser melómana y...
pásatela bien, pero ya sabes cómo es, con una que te valore como eres. Paradox

Anónimo dijo...

Cuando te paso eso Marques??

MAREÑA dijo...

Es difícil no ligar el autor con la obra, cuando se conoce personalmente al autor, me imagino al Marqués actuando en su propia obra, si no se conoce el autor la imaginación vuela y se tiene la capacidad de crear uno su propio personaje a medida que va eyendo el texto...

Anónimo dijo...

Muy bien! me dió gusto leer este articulo

Daniel dijo...

Ah, que bueno es el Lado ñoño de la fuerza...