Algo lo asustó esa primera noche. Estaba dormido, todos en la casa estaban dormidos hasta cuando fueron despertados por los gritos de horror que arrojaba como única defensa contra… La segunda noche, no seguida, se pudo defender con puños y patadas que en vano fueron a dar contra la base de la cama y el nochero de su lado, pero no a su objetivo…
Mi abuelita, a sus ochenta y tantos años, lo diagnosticó: “está enduendado, mijito”. A pesar de su rostro alegre, había seriedad en sus palabras, permitidas únicamente con el respeto que el tiempo y la experiencia lo permiten. Todos reímos ese día, pero…
Eran las 11:05pm del pasado sábado cuando me confabulé con la almohada. Y a las 12:13am lo enfrenté… No lo esperaba aquí en Cali. Me quité la recién tibia sábana y en un santiamén me senté en el filo de mi cama. Oscuro todo, en silencio todo, supongo que mis párpados, no mis ojos, atinaron a buscar su sombra (supongo que un espectro produce sombra sin necesidad de luz) en el frío piso nocturno.
Una vez, otra vez, mi pierna intentaba darle su patadón. En la tercera ocasión creí hacerlo, pero sólo le di a mi sandalia derecha que me esperaba hasta el amanecer. Le pegué duro, de refilón, con la planta desnuda del pie. Qué dolor tan…
Otra noche será. Quizás el sueño me lo permita.
3 comentarios:
Pa' mi que lo que pasa es que Mezita te esta gateando...
jajaja huy K-milo, Marqués,es en serio o es mamando gallo? si es en serio estoy de acuerdo con tu abuelita, mucha gente no cree en esto pero la verdad llevo más de cincuenta años con un espíritu que va a donde yo voy, sólo lo vemos, no hace nada, en tu caso a lo mejor es una "espírita" que se enamoró de tí (o de tu hermano primero) o un "espíritu"...y lo digo en serio.
¿Y si la fantasma te quiere hacer la vuelta qué? Tratarla a las patadas no es buena estrategia de conquista.
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