miércoles, 13 de mayo de 2009

¿Por qué no?

Yo sé que soy de tu agrado
no niegues en darme el sí
que yo te he ofrecido a ti
un matrimonio sagrado

En Vicky, Cristina, Barcelona (España – Estados Unidos, 2008), Woody Allen muestra la eterna disputa entre la razón, el corazón y el cuerpo en una trama que enreda, o más bien, desata, a todos sus personajes. De una de ellas, en particular, quiero hacer precisión: Vicky.

No más porque me enamoro
se ponen a dar querella
total, las palmas son más altas
y los puercos comen de ellas

Es hermosa, inteligente, sensata y está a punto de casarse con el hombre de su vida, buen mozo, cariñoso, adinerado y enamorado. En su viaje de verano a Barcelona, sin embargo, ella vive en carne propia y en ejemplo ajeno la angustia por decidir racional o emocionalmente qué hacer con su futura vida.

No quieren que yo te quiera
me tienen impedimento
y no me dejan salir
de la puerta al aposento

Sus planes inmediatos de matrimonio son cuestionados por sus propios sentimientos y emociones en el momento en que conoce a Juan Antonio, encantador y desconcertante, que logra despertar en ella los cinco centavitos de pasión que le hacen falta a su novio americano. Adicionalmente, Judy, la señora quien la hospeda en la ciudad, vive un matrimonio ideal con su esposo Mark, pero en el fondo se siente presa de un amor tan perfecto que ya no le gusta, y añorando una indecisión del pasado, tiene un affaire con un tipo después de tanto tiempo de gozar de un buen esposo.

Créame que mucho lo siento
pero qué dirán de mí
tengo un amor de pasión
por eso es que a otro yo
no le puedo dar el sí

Al final, Vicky decide quedarse con su novio a pesar de sentirse cautivada por Juan Antonio, y de ser testigo de lo que le sucederá con el tiempo por no hacerle caso a su corazón sino a la razón.

Créame que mucho lo siento
pero qué dirán de mí
tengo un amor de pasión
y le voy a dar el sí
¡oye que sí!

¿Por qué? ¿Porque ya está comprometida? ¿Acaso no se puede arrepentir? ¿No puede cambiar de decisión? ¿Qué problema habría con ello, si definitivamente se da cuenta de que alguien más y con mayor fuerza le mueve el armatoste que había construido? ¿Valdría la pena echar todo al piso, aunque sólo sea para darnos cuenta de que hay algo en ese ideal que no funciona?

Quiéreme
Solamente una vez, mira
Búscame
Para que sane mi herida
Búscame
Y una mañana al despertar
Bésame
Seré una ola en tu vida

A propósito, en Como Abeja al Panal de Juan Luis Guerra, qué decide la dama al final: ¿una canita al aire antes de la boda? ¿Una cachoneada permanente después de la misma? ¿Una preferencia por su tentador amor o su comprometido amor?

Quiéreme
Quiéreme que solo aquí me hundo de amor
Búscame
Quiéreme que estoy viviendo en tu corazón
Júrame
Júrame
Labio a labio
Bajo el cielo
Bésame
Amarnos toda la vida

Como abeja, ¿por cuál panal optaría?

.

3 comentarios:

Andrés Meza Escallón dijo...

Yo empezaría por decir que sólo se puede seducir a quien quiera ser seducida. Si Juan Antonio logró seducir a Vicky es porque el pelmazo del pormetido (y luego esposo) era su "pior es nada" y no el amor de su vida.

Por eso es que me parece prudente dar ese paso del matrimonio cuando uno se sienta realmente feliz con la decisión (no cuando se esté seguro porque uno JAMÁS va a estar 100% seguro), porque para andar después poniendo los cachos por física insatisfacción tiempo sobra.

Ponette dijo...

Muy buena película… siempre he pensado que todas las mujeres tenemos algo de las 3, de Vicky, Cristina y Maria Elena o por lo menos Yo, estoy segura de que si.

Por que simplemente así funciona el ser humano: Es córtex (razón) + límbico (emoción) + reptil(instinto) en esta película representan la manifiestación la de cada uno de ellos en personalidades de diferentes mujeres, pero pienso que el ser humano tiene de todos ellos y se manifiesta según las situaciones y según las relaciones con otros.

En cuanto a tu pregunta de ¿Por qué? ¿Porqué ya esta comprometida y no se puede arrepentir… difícil decisión también plasmada en la película Casablanca, http://www.youtube.com/watch?v=MgJODwYoKfU&feature=related.

Yo pienso que no es solo el compromiso… sino lo que le compromete a ella el corazón a ese hombre con el que se comprometió: Seguridad, tranquilidad, equilibrio, estabilidad, respeto y principalmente la protección tan indispensable para una mujer y que un amor pasional y alocado no suele ofrecer.

Johanna Perez Vasquez dijo...

Marqués a esta entrada le hace falta una advertencia tipo: si no ha visto esta película por favor deje de leer, contaré el final y no sé si usted, señor lector, señora lectura quiera eso.

Aparte de eso estoy bastante de acuerdo con Apolo, uno debe casarse convencido de lo que hace y no seguro, lo segundo nunca ocurrirá y es más, mejor arrejuntarse y no casarse, yo soy de esa filosofía, el compromiso depende de las personas, de lo que viven, de lo que están dispuestas a hacer, no de un papel. En todo caso la decisión no es fácil, por más amor y felicidad que hayan.