miércoles, 10 de junio de 2009

ABABB...

Todo lo que sucede, sucede por una razón”.
Frase en Messenger de una amiga


Algún día Maturana, el que fuera director técnico de la Selección Colombiana de Fútbol, inmortalizó una frase con la que justificó el bajo rendimiento del equipo: “perder es ganar un poco”. Célebre y rebuscada, pero al parecer y lejos del concepto de aprendizaje por ensayo y error, cierta.

En los juegos de Parrondo, ideados por el físico de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) Juan Manuel Rodríguez Parrondo, se puede ganar cuando se combinan dos juegos perdedores, una paradoja que tiene aplicaciones en campos tan diversos como la Economía o la Biología. Por ejemplo, al invertir en Bolsa en dos carteras a la baja se pueden obtener beneficios en algunos casos; en Genética, expone por qué dos alelos que por separado desaparecerían por selección natural pueden reforzarse si aparecen juntos en un mismo organismo.

La idea es familiar si recordamos consignas populares como “el pueblo unido jamás será vencido”, “la unión hace la fuerza”, y cosas por el estilo, que más que lógicas parecen moralejas de viejas fábulas.

Este postulado, sin embargo, se basa en un sistema matemático español cuya secuencia optimiza los juegos A y B, perdedores en el largo plazo. El orden ABABB y su repetición es lo que garantiza su éxito. Según Luis Dinis, su desarrollador, su técnica “podría utilizarse también para analizar otras situaciones de toma de decisiones en las que la aleatoriedad desempeña un papel fundamental”.

La idea es simple: ganas si juegas a perder. ¡Se imaginan la dicha que esto representa para el más enérgico jugador y el más pesimista de ellos! Cada uno por su lado le apostará a que en el tiempo “le peguen al perrito”.

¿Será que en este concepto se basó Mario Benedetti para escribir ‘Táctica y estrategia’? ¿El amor con o sin secuencia puede ganar finalmente? Quien está dispuesto a perder y a perder y a perder y a perder… ¿es un tonto o un enamorado? ¿No es lo mismo al fin y al cabo? ¿Si pierdo en el amor, con tácticas diferentes y estrategias adaptables, puedo conquistar algún día a alguien? ¿No es enfermizo ya el extremo de enviciarse con el juego y dejarse manipular por el contendor o contendora con nuevas y falsas promesas de amor? ¿Esto es experiencia?

Por otro lado, un exitoso comerciante libanés, vendedor de autos de lujo, decía que “perder a tiempo es ganar”. La balanza, entonces, se nivela para preguntarnos quién va a ganar.

Una vez más, el instinto de conservación, la supervivencia de la especie, la evolución y la Madre Naturaleza se salen con la suya.

Diseñemos A y B. ¡Juguemos!

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4 comentarios:

Andrés Meza Escallón dijo...

Lo que habría que definir es qué es "ganar" y qué es "perder".

Alguien que perdió su vuelo podría decir que "perdió", hasta que ve en las noticias que el avión que no abordó desapareció en medio del Atlántico, momento en que decide que "ganó". O el que fue despedido de su empleo podrá pensar que "perdió" hasta que el hambre lo impulse a desarrollar negocios que lo hagan sentir que "ganó" cuando gane más que sus ex compañeros que siguen siendo empleados.

Por eso pienso que es preferible disfrutar del juego, más que estar buscando "ganar" en el corto plazo. Así, independientemente del resultado, al menos se la pasó bueno. Y quien sabe, de pronto la estrategia de mantener un bajo perfil permita llegar a la meta antes que el puntero a quien todos le echaron el ojo y le hicieron zancadilla porque era el que iba a "ganar".

luisftenorio dijo...

Por alguna razón que no entiendo, los españoles no son reconocidos como un pueblo particularmente metódico, con ser que la historia a demostrado una y otra vez que padecen una fiebre de 42 por los esquemas de toma de decisiones (en Harvard hay varios catedráticos de este tema de nacionalidad española) Creo que el único pueblo que se les compara en ese sentido son los hindúes, pero por alguna razón son los alemanes y los ingleses los que tienen la fama.
Te mando a regalar un link que tal vez encuentres útil, estuve buscando uno más formal pero en solidaridad con los bloggers (además de que cuenta la historia sin demasiadas complejidades como en otros lados) me decanté por este http://historiasconhistoria.es/2009/05/11/%c2%a1seguid-luchando-matematicamente-es-la-mejor-opcion.php para tratar de enfatizar un punto. No conocía para nada el esquema de juegos que expones y lo encuentro fascinante, pero como verás es uno más en una larga lista de algún gen español que francamente no nos pasaron a nosotros

Hernando Prado dijo...

Se puede ganar cuando se pierde?

Madre e hijo toman la horqueta de pollo para invocar sus deseos.
Cada quien concibe su propio deseo para que se cumpla, si al halar la horquetilla se lleva la mayor parte de ella. Halan. El niño queda con la mayor parte de la horquetilla. El niño gana. Su deseo por tener la bicicleta de sus sueños se hace más palpable.

Mamita.... y cuál fue tu deseo?
Que tú ganaras....

Quien ganó : el niño o la madre ?

Johanna Perez Vasquez dijo...

Citaste a Benedetti y ya eso tiene valor, ando de idilio con la literatura, más que antes, pero veamos tu entrada.

Cuando estaba en la universidad aprendí que los adictos al juego sienten más placer cuando pierden que cuando ganan, quizás porque tienen una razón para seguir jugando: recuperarse, mientras que si ganan ya se cumplió el objetivo y se acabaron las razones para continuar, bueno, esto me lo estoy inventando pero me suena plausible, aunque no se vale que lo diga yo porque la idea es mía, como argumento es débil.
Yo creo que si uno pierde pero aprende gana y como Apolo, estoy de acuerdo en que el bajo perfil es mejor para que no todos te quieran caer encima.