miércoles, 5 de agosto de 2009

De pañales a pañales

Yo en navidad compro mis calzoncillos azules con teflón para que no se me peguen los huevos”.
Martín De Francisco, en La Tele.


De seguro había pañales desechables, pero mis primeros meses fueron cubiertos con más de una docena de pañales en tela garza que mi mamá lavaba como una tarea más del amoroso deber de ser madre.

Pero esa es una historia paralela a la que me quiero referir. A saber: la ropa interior, de mujeres en particular.

En el caso de los hombres las diferencias no son tan marcadas: del pañal cuando bebés pasan al pantoncillo cuando niños y luego a los bóxer cuando adultos. Y eso algunos: habemos otros más clásicos.

Pero en el caso de las mujeres, luego del pañal cuando bebés, la variedad es significativa. Unas pantaletas flojas y cómodas, con animalitos de todas las especies y en colores pastel muy bien combinados, las acompañan hasta cuando ya se consideran mujercitas.

En la adolescencia, su pizca de rebeldía les permite elegir interiores más pequeños y ajustados, que tapan lo que se debe tapar y no todo lo que se pueda, como con sus segundos pañales. Cómodos, conservadores y confiables para esos primeros momentos de mujer.

La libertad de su ropa interior se logra, más o menos, para cuando tienen la cédula en la mano: se vuelven alérgicas a la cantidad de tela y sólo compran lo mínimo para tapar, por delante y por detrás, lo necesario, para insinuarlo en descotados pantalones descaderados.

Con la adultez ya ganada, los encajes en las bragas y los colores de tentación son sus preferidos en los catálogos de lencería de marca, y el tamaño se convierte en un factor casi que irrelevante pues, como sea, están diseñados para conquistar. Lingerie.

Ya con más de una cana pintada, los calzones se meten al ropero para arropar la madurez de los años, y las prendas en general no volverán a ser ajustadas como en las épocas en que no había mucho que ocultar.

Con el abuelazgo la tela toma venganza de sus predecesores para no dejar escapar nada: ¡hasta al ombligo le vendan sus ojos! Tal vez sea por el frío o porque una tanga ya no sabe qué arruga cubrir primero.

Y más adelante, y también a los hombres, les llega el momento en que mente y cuerpo son incapaces de retener lo que las mamás limpiaban en los primeros meses de vida, y que ahora lo hacen enfermeras en nuestros últimos meses de vida. Una horrorosa situación para todos.

Necesidad, dulzura, comodidad, insinuación, pudor, moderación, tradición y otra vez necesidad. Este es el ciclo de vida de la ropa interior femenina.

Y para todos, ¡cómo es la vida: de pañales a pañales!

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7 comentarios:

Anónimo dijo...

La evolución de los calzones con la humana... ejejeje
Bueeeno, yo soy de las recataditas. Mis calzones parecen de la época victoriana.

Un saludo.

alguien.. dijo...

MmMmMmmM...pues tal como el ciclo de los calzones es el de la humanidad algo ciclico que tarde o temprano vulve al lugar donde inicio y aunque en este momento m encuentro en la mitad de la etapa muy seguramente llegare al final o quiza deba decir volvere al inicio...

Andrés Rojas dijo...

Te faltó los que son tiraos a hippies y no usan nada. Y el vestido de baño de Borat. buen articulo

Anónimo dijo...

TAPES O NO TE TAPES, EN DONDE SEA TE HARAN UN DESTAPE....novi@ amigo@ espos@

Lali dijo...

hola carabas! gracias por el comentario que dejaste en mi blog. en cuanto a tu posteo pues que te dijera.. yo creo que lo mas importante es que tu novia no te impresione un dia de estos con unos calzones abuelazos, q porque esta en sus dias (como usualmente suele suceder)...

cuidate!
te leo..

jchamorro dijo...

Hola. Me parece muy interesante tus comentarios sobre la variedad de ropa interior que utilizamos en el transcurso de nuestra vida. Tambien podría llamarse de la la niñez a la niñez.... cuando llegamos a una edad madura (muy madura) llegamos a ser como niños nuevamente..... de los pañales pasamos a los quita pasiones.

Johanna Perez Vasquez dijo...

No, no y no, no "habemos" Marqués, hay conmigo. Párrafo 3.

Ahora no estoy del todo de acuerdo con tu descripción, hay aún mucha gente que se va a la tumba sin haber tenido que volver a usar pañales y se te olvida además que según la mujer, no siempre se usa una tanga o un hilo dental, pues ciertas épocas del mes así lo demandan.

Muy masculina tu visión "interior", eso sí.