miércoles, 9 de septiembre de 2009

¿De la que me salvé?

¿Son mis años o los de ella?: para los dos han pasado la misma cantidad de horas, minutos, segundos…

Se puede quejar de mi barriga más redonda, supongo… lo más notable tal vez de un cambio físico prudente en el tiempo…

Yo de ella… Tal vez sean mis mañas más acentuadas pero… ¿qué le pasó? ¿En qué cumpleaños perdió la sonrisa? ¿Cuál incipiente arruga cubre su otrora ternura? ¿En qué año viejo quemó su gracia? ¿El día adicional de años bisiestos decidió amargarse? ¿En cada Semana Santa decidió aburrirse de la vida?

En ese entonces, sus tetas habrían sido la inspiración natural de un cirujano plástico, sus piernas habrían boquiabiertado cualquier pasarela, su talla seis no era proporcional a semejante trasero tan firme y empinado, su cabello y su cuello eran la publicidad perfecta para la más fina joya y su alegría era el “Ptffssssshhhh” de la última Coca-Cola del desierto.

Lo físico es lo de menos. Es entendible, mejor dicho. Lo que me asombra es que ya hasta su belleza interior decidió trabajar a media marcha. A un cuarto de marcha. Qué raro eso.

En el hipotético, hipotetiquísimo, caso aislado (confinado, desterrado, excepcional y arrinconado) de que me hubiera parado bolas en un plano diferente al de hacerle la tarea como compañera de estudio, y que hubiésemos formalizado cualquier tipo de relación amistosa, sentimental o sexual hasta hoy, ¿será que la vería con los mismos ojos? (bueno, sí, son los mismos, es un decir…).

El verla hoy ha decepcionado a la imagen con que la recuerdo: le cayó límpido a la foto que mi cerebro tenía de ella. Tal vez si la hubiera visto más veces en esta década habría sido testigo de su cambio (extremo), pero no sé si seguiría deseándola y admirándola como en ese entonces. Suena materialista, al parecer, pero no es por ahí la cosa.

Una especie de presbicia ocular o cataratas en el cristalino aclara mi mirada, mis filtros.

Tiempo... ¿Qué me pasó?

Desajustada, monótona, opaca, triste… Ya no le haría la tarea...

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12 comentarios:

K-milo dijo...

Bacano. Muuuy bacano!!

Andrés Meza Escallón dijo...

Huy sí, ¡de la que te salvaste!

Los cambios físicos son entendibles, pero también me ha pasado que al volver a ver después de varios años a alguna ex novia o amiga que me gustaba, me he encontrado con que a pesar de que ya no son tan despampanantes físicamente, son mucho más atractivas ahora por la seguridad en sí mismas y por haberse deshecho de los complejos y prejuicios de la adolescencia.

Lo físico se espera que cambie, pero la personalidad se supone que se fortacele, se depura y se enriquece con el paso de la experiencia. Qué pesar que no fue el caso de tu amiga...

Unknown dijo...

la vida con sus altos y bajos, con el tiempo ayudan a encontran un equilibrio, la belleza de la adolecencia se pierde pero se gana la madurez, que en ultimas irradia otra belleza, atractiva para los que estan por los mismos años, no se, yo creo que uno modifica muchas cosas en su vida, pero lo que nunca debe permitirse es perder la esencia misma de uno, que al pasar el tiempo, aunque ya no se tenga la piel tan tersa (el empaque), el contenido se conserve intacto.
Yo no quiero ser una viejita, arrugada y ademas AMARGADA!!!

La ReiNa Roja dijo...

Pues mi querido Marqués sin tiempo definido (para mi eres atemporal no se definirte en esta época)esto de las carencias físicas gracias al paso de los años es bien triste, uno se va poniendo tan maluco, así como sin ese brillo de la juventud, pero se pone taaan interesante con ese aire de experiencia y esa picardía de lo ya vivido nos vuelve IRRESISTIBLES..

Tan pronto caigas en Pasto grita, seguro te escucharé o escribe seguro te leeré, o llama seguro te contestaré :D

Un saludo Marqués sin tiempo

MAREÑA dijo...

Tu amiga no corrió con la dicha que tú corriste; O será que ella al verte pensó o estará pensando lo mismo que tú: pobre Dario, ya no es el mismo de antes Bueno a mí el paso de los años me quitó mi cuerpo de modelo, pero por culpa mía, pero ahora brillo con luz propia y qué brillo jajajaja

Carlos E dijo...

Frecuente... Frecuente... Muy Frecuente...
Tant@s caid@s de su pedestal...
Tal vez, solo tal vez, ese pedestal se sostenia solo en su belleza fisica??
Frecuente... Muy Frecuente...

Lali dijo...

la edad no llega sola, aunque por ahi dicen: que al que feo ama bonito le parece. puede que ese haya sido tu caso no? y en realidad nunca haya sido espectacular...

un saludo!

Anónimo dijo...

Quizá el inexorable paso del tiempo acaba por transformar todo menos a un grupo de especímenes llamados profesores. Como tu te metiste en ese mundo académico, pareciera ser que tus retinas empiezan a amoldarse a esta nueva vida y adquieren una extraña cualidad: ver envejecer los alumnos (en este caso tu compañera de estudio)pero uno como maestro no! Eso al menos dicen nuestro pupilos.
Quizá me equivoque en la apreciación pero, hasta el momento, eso es lo que he vivido en mis 30 años como profesor. Una "juventud" eterna que ve desfilar y envejecer generaciones, para nuestra fortuna. Esa fue tu primera señal. Bienvenido al clan!
AFigueroa

Olga Lucía dijo...

Hola,

Muy simpática la columna. Bastante materialista en sus apreciaciones de la pobre chica. Sería interesante saber cómo te vio ella, no? Seguramente tu trasero aún sigue firme y esbelto...!!!

Anónimo dijo...

El tiempo es tiempo, y recordar sobre los momentos, "es la carcel que nos impiden mirarnos a nosotros mismos como esclavos del pasar de los años, si miramos en frente nace lo nuevo para el presente de nosotros mismos, pero si miramos atras, solo quedamos los viejos del futuro"
cesar o.

Anónimo dijo...

muuuuuuy bueno, cómo todo lo que escribes!

Un abrazo

Albita

GlorI dijo...

uyyy

terrible que eso pase....

que uno no anime ni a ayudarle con la tarea.....