¿Qué pasaría si el Niño Dios, la Divina Trinidad, los Reyes Magos, Papá Noel, el Solsticio de Invierno, nuestros papás y mamás, los que sean, nos trajeran los regalos materiales o espirituales que queremos cada Navidad nos portemos bien o mal?
¿Qué anhelo nos queda para el próximo diciembre, si con seguridad nos van a dar todo lo que pedimos, lo merezcamos o no?
Tal vez por eso las lucecitas de la decoración navideña se encienden y se apagan para recordarnos que sólo tenemos la esperanza vana de recibir lo que queremos y, algunos, el gusto de recibir lo que necesitamos. Y muchos, pero muchos, nada.
Tal vez por eso las lucecitas de la decoración navideña se encienden y se apagan para recordarnos que sólo tenemos la esperanza vana de recibir lo que queremos y, algunos, el gusto de recibir lo que necesitamos. Y muchos, pero muchos, nada.
Curiosa esa situación, ¿no?
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1 comentario:
¡Hey! Marqués...
Feliz navidad, feliz año y feliz día de Reyes...
Con respecto a tu pregunta, el anhelo que nos queda cada diciembre, si con seguridad éstos seres nos dieran todo cuando pedimos, lo merezcamos o no, es solicitar de acuerdo a nuestros obstinados caprichos necesarios un deseo por cada uno de ellos.
Te mando, donde quieras que estés, un abrazo rompe-costillas.
Ciao Ciao, Jessi.
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