miércoles, 17 de marzo de 2010

Elecciones... ¡de nombre!

Como jurado de votación en la pasada jornada de elecciones del 14 de marzo de 2010, el mayor entretenimiento que encontré en medio de tanto tedio, fue recibir la cédula de los inscritos en la mesa 13 para encontrar sin tocayos: ¡había que aprovechar el día!

Mi ceño fruncido se relajó cuando recibí a Darling, una joven con piel color wenge, ojos miel y una dentadura perlada que le hacía juego con su pijama beige. En un mundo paralelo, me imaginaba a su refinado esposo llamándola a tomar el té de las cinco de la tarde con un pronunciado inglés británico: “Oh, darling Darling, the tea is delicious...”.

La siguiente fue Teresita de Jesús, una viejita de piel pasesca con una vitalidad de una uva fresca. Tan santa como la Santa (dijo) se vanagloriaba de lo que tenía después de tantos años, su belleza interior, pues a través de sus enormes ojos azul aguamarina (sin cataratas y sin anteojos) se veía su alma más cerquita de Dios.

A Mis Ner tuve que explicarle que su nombre, aunque sonara en una sola voz, lo escribiría en el certificado electoral separado y no junto, pues así estaba registrado en la cédula. “¡Pero se dice de una vez!”, me corregía, y yo le decía que se sintiera afortunada por que no le dijeran únicamente su primer nombre, con el cual todo gato también voltearía a ver al unísono.

Cada letra del siguiente nombre fue cuidadosamente transcrita a los formatos de votación: habría podido cometer un error de ortografía (?) en cualquier momento. Neygllyred firmaba, además, con las letras TH al final, en vez de la insonora letra D. Cuando por cuarta vez le pedí que lo repitiera, no me aguanté la risa y le entregué su cédula antes de que se molestara más.

Y Waldina… no sabría cómo definirla: si como un intento fallido de caricatura de Walt Disney o como la versión femenina de un varonil Waldo. Curiosamente en ambos casos mi descripción física de ella sería correcta y el nombre sería el mejor sobrenombre de la historia.

Y la última, con quien no pude disimular mi risa desde que me entregó la cédula hasta que salió del recinto. ¿Cómo decimos, con la peor de las pronunciaciones, “bebé” en inglés? Sonaría como “beibe”, ¿cierto? Ahora: ¿cómo le diríamos en español a “beibe” que dirija su mirada hacia cualquier cosa: “Mire beibe”, ¿correcto? Pues bien, a la mamá de Mirebeybe se le ocurrió que con ese nombre su hija siempre le prestaría atención.

Dicen que nuestro nombre es el sonido más dulce que podemos escuchar de boca de otra persona... ¿Seguros? ... me seguirá gustando oír mi raro “Darío Esteban”.

¡Cuán divertido es (para todos, menos para el dueño) un divertido apodo en nuestra cédula!



Encontrarán algo más del tema en la edición 29 de la Revista El Clavo, en “Suficiente con el nombre”.

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12 comentarios:

Juan C. Bueno dijo...

Jejejejejeje...muy muy bueno. Ahora quisiera agregar a esta peculiar lista (no tan chistosa para los dueños de los nombres)un nombre que recibió mi compañero de trabajo el mismo domingo democrático. Jaime (mi compañero) con poca discresión lo único que pudo fue pasar la cédula al otro jurado, levantarse de su asiento y salir del salón para poder desahogar la risa que le causó recibir a la señora: Yotetengo Lucumi. :)

Lúthien dijo...

Jajajaja definitivamente en este mundo existen nombres tan particulares como formas de pensamiento y de ser. Huy, pero nada como ese Yotetengo Lucumi jajajaja de verdad que la gente tiene la teja corrida a la hora de ponerle los nombres a sus hijos.

Andrés Meza Escallón dijo...

Uno debería poder demandar a los papás por daños y perjuicios con un nombre de esos. El que proponga esa ley cuenta pero ya con mi voto.

Anónimo dijo...

Tonces Dario!

Yo atendi a "Desesperanza Tutistar"!
Primero, no quiero imaginar lo inmamable que es esa vieja y segundo, no logré identificar de adonde diablos viene el apellido Tutistar, eso es ingles? español?

Att: Andrés Arbeláez Jaramillo

Mariposyta dijo...

Jajajajaja...... me he reido mucho con este blog y los comentarios..... me encantas esteban.

luisftenorio dijo...

Yo entré a los comentarios exclusivamente a ver el de ApoloDuvalis. Que al menos hubiera puesto un enlace al post en su blog sobre su propia tragedia (que, concedido, palidece por comparación ante estos ejemplos). Pero no, que desilusión, pasó de agache!!!!!

Carlos E. dijo...

Por lo menos con los nombres uno puede esperar a tener la mayoría de edad y echarles la madre a los papás y cambiarse el nombre, pero ¿qué hacer cuando el nombre esta bien pero el del problema es el apellido?

Conocí una joven en el colegio que era de apellido "Popo" ya imaginarán cómo era la vida de aquella muchacha... sin ir muy lejos el bebé que aún no ha nacido de una de mis sobrinas ya está condenado... sus apellidos: Toro Bravo.

¡Qué vaina!

Martha y Manu dijo...

Jaaaa... jajajajja


Nooooo, que es eso? los nombres de las personas pueden ser graciosos, pero los nombres graciosos acompañados de la persona son más graciosos aún.
No creo que hubiere sido lo mismo encontrarse un papel que diga mirebeybi, (o como lo escriba la dueña), y pensar, "Ja, que tenaz este nombrecito..." a encontrar la cédula, y la dueña teniendo que mostrarla. Ah!
No, ustedes los que participan de la democracia tienen tantas historias que contar... tengo un amigo que siendo jurado le tocó no los de nombre raro sino los de problemática apariencia, un hombre con baba seca junto a la boca, la ropa semi raida y mal puesta y cuyo bouquet (si es que asi se escribe, odio el francés), era el de mil orinas acumuladas en su entrepierna; cada una más inmunda que la anterior.
Yo no he tenido que participar de ello, espero no hacerlo... supongo que será raro para los demás que estando ahi, no vote... Porque yo no voto. (Ya una vez me tumbaron con la votada.. nunca más.)
bueno te dejamos

lalita dijo...

Hola: por lo menos te divertiste un rato con los nombres de otros..... a muchas personas el nombre que escogieron o en estos casos rebuscaron sus padres se ha convertido en una carga mas con la cual lidiar...... Te felicito por tus escritos

Jessica Paola dijo...

Mi primer nombre es producto, según mi madre, de la belleza protagónica de un hermosa niña en una novela de los años 70´ y el segundo se lo atribuyó a la inteligencia despanpanante de una compañera de clases de la Universidad. Como resulta a estas características, surgió: JESSICA PAOLA.

Después de escuchar su historia, me pregunté si de verdad es cierto el cuento que dicen por ahí que ¿a cada nombre se le atribuye una cualidad generalizada?

Anónimo dijo...

Jejeje, un nombre puede ser muy divertido o extraño, todo va con el gusto de la persona que lo pone y la cual lo lleva, además de su forma de ser, he igual si no te gusta ya puedes cambiarlo.

Att: W.K.

Anónimo dijo...

jajajajaja, buenisiiiiiimo!!!. Gracias por el rato de risas.

Albita