miércoles, 24 de marzo de 2010

A ver si así...

Luego de un noviazgo que superó las pruebas de calidad más exigentes de Bom Bril, mi hermano Jorge se casó con Rosa María: ¡Felicitaciones nuevamente!

En aras de la tradición, la novia entregó su liga y su ramo de flores en un simple juego de azar con las pecuecas de los solteros y solteras presentes, luego de revolverlas (patearlas) aleatoriamente bajo su largo y acampanado vestido.

Y era de esperarse. Las cosas inusuales ocurren... y así como los gatos curiosos (suena redundante, pero es para hacer distinción de los también perezosos) para esas vainas no me pierdo la movida de un catre: ¡Me gané la liga!

C'est la vie.


¿La tengo que usar cada vez que le diga a una mujer que quiero que sea la abuela de mis nietos y nietas? ¿Si la llevo en la muñeca causará un mayor impacto que mis inodoras feromonas? Con este amuleto de la suerte ¿tendré más oportunidades de ganarme el Baloto del amor? ¿En qué pierna será más efectiva, en la derecha o en la izquierda? ¿Y si me la pongo en lo que sabemos tendré un mejor desempeño sexual?

Mientras pensaba en estas cosas tan importantes para el establecimiento de mis futuras relaciones, una pregunta comenzó a bombardearme a través de los familiares e invitados al matrimonio: "¿Y cuándo es el suyo?". No sé por qué me la hacían y, peor aún, no sé por qué esperaban una respuesta.

Apenas estoy pensando en qué hacer mañana en la noche para conquistar al mundo, y ya otros me interrogan sobre cómo voy a comerme las perdices del cuento del amor de nunca acabar.

Vamos por partes: ya tengo una liga de novia recién casada. ¿Eso cuenta como ventaja, no? ¿Da puntos frente a los otros competidores de la manada, cierto? ¿La puedo presentar como garantía de mis intenciones en el contrato amoral, correcto?

A ver si así, con una liga que suma en mi patrimonio, me dejan de decir, ¡por Dios, algún día!: "te quiero, pero sólo como mi amigo".

Sólo por eso, ese 'oso' de quitar con los dientes la liga de la peluda pierna de mi hermano frente a todo el mundo mientras yo tenía los ojos vendados, habrá valido la pena.

Shit Happens... Love Happens...

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5 comentarios:

Anónimo dijo...

Ahhhh ¡eso es bueno! el matrimonio es sabrosón si uno lo sabe llevar :)
Ole, vaya consiguiendo el muslo para ponerle esa liga. Le presento a mi hermana :)jajajajajaja.
Un saludo.
Pd: Me gustó la liga, la tomaré como modelo para la mia :)

DANIELA BORALI dijo...

¡Cuidado! Una nota importante a mi amigo ... A veces el amor que pasa...

Love Happens...

Besos Darío Esteban...

PD: Con este amuleto de la suerte . . .

Anónimo dijo...

En el amor (y en el matrimonio) no existe una estrategia, no hay pro ni contra, como dices “Love Happens”, todo vendrá a su tiempo… ¿cuándo será? Ahí es donde entra el viejo dicho: “la paciencia es una virtud”, no hay que darse por vencido, ya que admitir la derrota es dejar escapar el sueño.

at: W.K.

Juan C. Bueno dijo...

Bueno...puede ser una señal del destino y quizas lo que suceda con paciencia es que esa liga sea el pase secreto hacia la transformación de un Raj a un Leonard y encuentre a la Penny que olvide el "te quiero como amigo" y se deje poner sin ninguna duda la nueva adquisición: la liga.

Andrés Meza Escallón dijo...

Con la seguridad de los Cazadores de Mitos, he comprobado después de ganarme tres ligas en tres matrimonios consecutivos que no pasa NADA. Por lo tanto este mito es FALSO.