miércoles, 18 de agosto de 2010

Ojos que no ven, barriga llena

El amor nunca muere de hambre; con frecuencia de indigestión”.
Ninon de Lenclos (1620-1705) Cortesana francesa.

Marge prepara un pastel aparte para que Homero no arruine la dulce cubierta del pastel de la celebración, quedando satisfechos con lo que ambos querían hacer.

¿Qué tan ricos estarán?

Me habían regalado unos pastelillos preparados con una espectacular receta de red velvet, o derivados de alguna ocasión especial como los boconccini del cumpleaños de mi sobrina, ¡y cuánto trabajo me costó comérmelos!: estaban cargados de dedicación, esfuerzo, cariño y buenas intenciones, y yo sólo les correspondería con un hambre voraz y un apetito salvaje. Al bonito detalle sólo le cabía la tradicional frase de película de villanos: “era un trabajo sucio, pero alguien tenía que hacerlo”. Así que luego de darles la vuelta como gato buscando cama y cerrando los ojos para concentrarme en mi gozo: ¡ÑAM!

¿Cuánto sufrirán con mis mordiscos?

Pero los últimos que recibí fueron una prueba a mi gusto y mi fuerza de voluntad. Fueron mandados a hacer y ya no incluían ese valor agregado de su preparación, es cierto, pero el decorado fue fríamente calculado y contratado para que prácticamente no me los comiera. Cada uno tiene, porque todavía no me los he comido, un precioso gato dibujado en su glaseado.


¿Cuánto más esperaré?

El uno huele a vainilla tibia y el otro a chocolatina rellena, los dos tienen una mudez única debida a la suavidad de su contextura y los colores llamativos de su cubierta complementan el banquete, dejando a mi boca con la tentación de opinar desde el último de mis sentidos.



¿A qué sabrán los bigotes?

Los guardaré en la nevera para que duren un poco más y, si se ponen duros, validaré el refrán: “cuando hay hambre, no hay pan duro”.


¿Y si no me gustan?

Algún día, más temprano que tarde, los desnudaré lentamente para saborearlos con mi lengua, degustándome con su textura, deleitándome con sus olores e imaginándome la delicia de comerme un gato…




Con los ojos cerrados, claro, porque a diferencia de Homero, no tengo pastelillos para arruinar, sólo para disfrutar pausadamente. Así, el corazón estará contento.

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14 comentarios:

Jessica Paola dijo...

Los gatos, me encantan los gatos... A propósito, he visto que son tu fascinación, en otra vida debiste haber sido uno... Y me pregunto ¿cómo será tu ronroneo en la cama?...

Que tengas un hermoso día Recalde.

Ciao ciao

Jessi, muah.

Unknown dijo...

Se ven fabulosos ésos pastelillos.
No dejes para mañana los que puedas comer hoy.
Nunca es seguro que haya un mañana ,especialmente para los pastelitos.

CORDON UMBILICAL dijo...

Hermosos pastelillos que con tu detallada descripción se hicieron provocativos. Y ante algunas preguntas, te cuento que yo solia responder: "errar es humano, ronronear.... felino".

MAREÑA dijo...

¿Pooooooor qué? Marqués me haces esto? tengo hambre de dulce, ya no puedo mirar más las fotos, se me hizo agua la boca, tendré que salir a comprar una chocolatina.

Anónimo dijo...

Debe sentirse la misma sensación de comerse unos dulces en forma de cuyes que ahora en Pasto han sacado al mercado. Son muy bien elaborados, "tiernos" dirían las niñas pero, entre guardarlos para que se los devoren con minibocados las hormigas, ES preferible acabar de una con estas obras de arte. Como quiera, el estómago nada sabe de arte.
AFC

Andrés Meza Escallón dijo...

Se ven apetitosos. ¿Obra de Rachel?

Lúthien dijo...

vaya pero que tentadores se ven esos pastelitos, provoca es mandarles un mordisco de una sin pensarlo tanto XD

Ivonne dijo...

Espero que su sabor y textura sean igual o mejor a como lucen, sobre todo el de sabor a chocolatina. Acuerdate el que guarda comida guarda pesares.
Feliz resto de semana........

Guido H. dijo...

Marqués.

Como siempre, un estilo sencillo y fresco. Un buen relato.

Felicitaciones,

freak dijo...

Con mucho cariño >.<

OCIF dijo...

Hola...

Soy amante de los gatos, toda la vida tube uno...
El corazón como los pasteles debe tratarse con mesura y disfrutarse con mucha pasión.

Miayi

César López dijo...

Una chimba ésos pasteles. Qué buen regalo!

Anónimo dijo...

"Barriga llena, corazon contento."
pueden tener la forma que tengan, si saben bien para que mas?, lastima que sean pequeños, porque asi uno se siente mal cuando los termina.

W.K.

mariajo dijo...

que divinos y se ven deliciosos yrecuerda que el que guarda comida guarda pesares.