Cada fin de mes despide gente al azar. El mes pasado fueron algunas madres cabeza de familia. Este mes la ruleta rusa fue un grupo de sordos que prefirieron cerrar sus ojos para no ver la noticia que su traductor les decía: “están despedidos”.
Los problemas propios o ajenos no se resuelven omitiendo los sentidos sino sintiendo. Pero, ¿de qué sirve que estas cosas le partan el corazón a uno si el de los demás sigue intacto?
¿Qué está pasando?
3 comentarios:
Desgraciadamente, ésta época que nos ha tocado vivir, difunde la idea de que el dolor ajeno poco o nada importa.
Secillo, querido Marqués, pasa lo que alguna vez me dijo un amigo: EL MEIMPORTAUNCULISMO. La población de este paìs no recuerda lo que pasó mañana; ya le dá pereza leer o ver lo mismo de siempre en los periódicos y en la t. v. basura de nuestra nación.
Es una pena, pero sí, así son las cosas. Y que... ¿qué se puede hacer? francamente, no sé, comparto la opinión de EL SIGUIENTE PROGRAMA, una opión bastante fatalista, pero al fín y al cabo una postura: "Lo único que le resta al estado colombiano para su regenero, es cogernos todos juntos de las manos y ahogarnos en el mar pacífico..."
Que tengas un hermoso fin de semana.
Ciao ciao, Jessi. Mua.
Y ellos que con sólo cerrar los ojos podían cerrarse a la realidad. Y ni cerrándolos les valió cambiar su realidad... igual sin empleo se quedaron.
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