miércoles, 13 de julio de 2011

Sordos, ciegos y nosotros mudos

Empresa nacional, venida de menos a más, que trabaja por maquila ropa de exportación. Pagan por minuto de trabajo efectivo: nada más que exija la ley. El sueldo no llega puntual: una o dos semanas después del inicio del siguiente mes. A nadie le importa las urgencias de los demás.

Cada fin de mes despide gente al azar. El mes pasado fueron algunas madres cabeza de familia. Este mes la ruleta rusa fue un grupo de sordos que prefirieron cerrar sus ojos para no ver la noticia que su traductor les decía: “están despedidos”.

Los problemas propios o ajenos no se resuelven omitiendo los sentidos sino sintiendo. Pero, ¿de qué sirve que estas cosas le partan el corazón a uno si el de los demás sigue intacto?

¿Qué está pasando?

3 comentarios:

Lúthien dijo...

Desgraciadamente, ésta época que nos ha tocado vivir, difunde la idea de que el dolor ajeno poco o nada importa.

Jessica Paola dijo...

Secillo, querido Marqués, pasa lo que alguna vez me dijo un amigo: EL MEIMPORTAUNCULISMO. La población de este paìs no recuerda lo que pasó mañana; ya le dá pereza leer o ver lo mismo de siempre en los periódicos y en la t. v. basura de nuestra nación.

Es una pena, pero sí, así son las cosas. Y que... ¿qué se puede hacer? francamente, no sé, comparto la opinión de EL SIGUIENTE PROGRAMA, una opión bastante fatalista, pero al fín y al cabo una postura: "Lo único que le resta al estado colombiano para su regenero, es cogernos todos juntos de las manos y ahogarnos en el mar pacífico..."

Que tengas un hermoso fin de semana.

Ciao ciao, Jessi. Mua.

Acbb - miauuuu dijo...

Y ellos que con sólo cerrar los ojos podían cerrarse a la realidad. Y ni cerrándolos les valió cambiar su realidad... igual sin empleo se quedaron.