“El diablo habita en los detalles”.
Dicho popular
En el acta de reunión de El Clavo se registraban los nuevos apodos de
los integrantes de la Revista, presentes y ausentes en cada jornada de trabajo.
La calidad del apodo se medía y se mejoraba de acuerdo a las carcajadas que nos
producía. Inocentes o agresivos, a todos nos causaba gracia, incluyendo al mismo
personaje moteado. Era una forma de expresar nuestra camaradería. Qué buenos
tiempos aquellos. De seguro que todavía lo hacen, no lo sé; ya no me reúno con
la misma frecuencia con que me gustaría.
Y de todos los apodos que me han puesto hasta ahora en la vida,
muchísimos dentro y fuera de El Clavo, éste ha sido el que más me ha dolido: “piñata”.
La cantidad de simples juguetes, pequeños dulces y coloridos papeles metidos en
lo que por definición es una olla panzuda de papel o barro, tiene una connotación
más informal en nuestra sociedad para su contenido: pendejadas, tonterías, chucherías,
cosas de poca importancia.
Que me complico con ‘maricadas’, que vivo encartado con mis preocupaciones
y que fastidio a los demás con mis peticiones. Que soy inconsciente de mi patología
quisquillosa y que estoy obsesionado con el control. Que mi cuadrícula mental está
muy marcada y que mis exigencias son exageradas. Que yo… tantas cosas que ven
los demás… con razón…
Es que ya entendí qué significan los puntos negros que veo en la pared
blanca: son nuestros reflejos, nuestras carencias, lo que nos falta arreglar. Y
que venga un fulano a resaltárselos no tiene gracia. “¿Quién se cree que es? ¿Don Cero-Errores, o qué?”. Y quien no los reconoce
se siente cuestionado en su integridad y se defiende con algo más que un divertido
apodo.
“Una espina, por menor que sea,
interrumpe el paso del viajero”, dice El Manual del Guerrero de la Luz, y
por eso muchas veces soy duro conmigo mismo, actuando en contravía de lo que
reza Voltaire, “Le mieux est l'ennemi du
bien”, lo mejor es enemigo de lo bueno. La búsqueda de la perfección hace más
lentos mis actos, pero me dan la tranquilidad de que al menos intenté encontrar
ese magis, de quitarme y quitarle las
espinas a los demás ¡porque falta mucho por recorrer en ese camino!
Aceptar nuestros errores es tan bueno como aceptar que los queremos
mejorar, sin recurrir al “deje así”
de Andrés López de su stand-up comedy
‘Pelota de Letras’.
Soy una ‘piñatica’ de panza pronunciada y llena de bobadas, que cuando
se abre gana algo con qué divertirse en ese juego que es la vida. Invitados
todos a re/com/partirse.
3 comentarios:
Ay que "Piñatica" tan entretenida.... mmmmm
Es comprensible que no te haya gustado que incluso en un ambiente de camaradería te hayan puesto "piñata"...pero tampoco lo es cuando tu terapeuta dice "usted sufre del trastorno obsesivo compulsivo" Créeme...no es muy gracioso...
Todos tenemos nuestras manías, en diferente medida, pero las tenemos.
Caballero interesante lo que escribiste ... ajajajajja! piñata, es la primera vez que veo que a alguien le ponen así.
Un apodo muy sencillo y gracioso para un "por qué" muy complejo, sin embargo es una buena forma de ver la vida, algo parecida a la mía.
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