miércoles, 30 de mayo de 2007

VII y VIII mandamientos

Que se le muera el papá; o la mamá; me da lo mismo. Es lo único que se merece por estafador… y por buen actor.

A lo largo de la calle quinta, entre carreras 39 y 34 hacia el norte de Cali, el Protagonista de Novela lucía blue jeans descoloridos, camisa satinada y cabello con gel. Era el típico joven que actúa después de pagar el pasaje del bus.

No usó la introducción tradicional de “con el permiso del señor conductor…”, sino que con una voz entrecortada comenzó el relato de su drama. Su libreto decía que su papá mantenía a la familia y que desde noviembre le dolía la espalda y los antiinflamatorios ya no le servían como remedio. Que en un examen le encontraron un tumor benigno en su columna y hacía un mes estaba internado en el Hospital Universitario (calle 5#36-08). Que la cirugía para extraérselo, gracias al Sisbén, costaba $290.000 y que le faltaban $53.000 para tal valor y que pidiendo la colaboración de otras personas ya había recolectado $27.600. Todo esto con una cara de impresionante tristeza por necesidad.

Dato clave en esta historia: “Y la cirugía, ¡por fin!, es a las 12:40pm… y si no le llevo toda la plata al doctor… no lo operan… [Sniff]”.

Eran las 11:30am de un soleado viernes y desde mi ventanilla miraba cómo la gente le pasaba los $25.400 que le faltaban (él mismo dio el valor de la diferencia). Yo sólo tenía mis $1.300 para el bus de regreso así que, de verdad, me dio pena no poder ayudarle. Agradeció y se bajó cerca al Hospital.

Crédulo, yo…

Pero cuando yo regresaba a mi casa a las 3:47pm, escuché de nuevo su libreto con una pequeña modificación: “Y la cirugía, ¡por fin!, está para las 5:15pm… y si no llevo la plata completa, morirá muy pronto…”. De los $74.500 que le faltaban apenas tenía $39.200, “o sea que me faltan $35.300”.

Probabilidad de que haya sido cierto:
Tiende infinitesimalmente a cero. Hasta Dios descarta esa posibilidad.

Probabilidad de que haya sido aplazada una cirugía de esas (si existe):
0.00000000000001. O menos, supongo.

Probabilidad de que el mismo tipo echara el mismo cuento con la misma cara en mi mismo bus (ahora de norte a sur):
0.00000001. Su valor aumenta dado que la historia es falsa, por supuesto.

¿Cuál es la probabilidad de que yo le haya gritado “¡mentiroso!” en medio de su segunda escena?
Calculen.

No son pocos los que se aprovechan de la compasión con nostálgicas patrañas para lucrarse individualmente de los demás. Es el colmo.

3 comentarios:

Daby dijo...

Pero sabes que de esto tenemos la culpa los caleños porque nos encanta dar limosnas, sino rompemos con esta cultura tendremos miles de estafadores con sus patrañas ganandose la plata bien facil "Que buen negocio cierto?"

Anónimo dijo...

Lo dicho, ser más maquiavélico es adaptativo.

Andrés Meza Escallón dijo...

A propósito... ¿cuánta gente se sabe de memoria los diez mandamientos? Tuve que pensar mucho y aun así no estoy seguro de que el séptimo o le octavo tengan algo que ver con "Honrarás a padre y madre"...

En todo caso, el tipo se merece que lo desenmascaren por mentiroso y por aprovecharse del buen corazón de la gente. Por eso es que cuando alguien está de verdad necesitado no le va a dar nada porque lo presumen tan mentiroso como a este tipo.