miércoles, 1 de octubre de 2008

La embolada

Jesús se llama. Con cabello largo también, como pintan a su Tocayo.

Está asociado con otros lustradores y con los maleteros del aeropuerto de Pasto para que así lo(s) dejen trabajar tranquilamente, aunque no reciba un sueldo mínimo fijo por ello. Su lucro es lo del día, de donde paga sus prestaciones sociales y cuotas de salud.

Su uniforme, entre otros, es patrocinado por una empresa privada, así que por ropa no se preocupa. Sus zapatos, por supuesto, relucientes.

Los clientes no le faltan, en especial cuando cierran la pista por mal tiempo, cosa que ocurre con una conveniente frecuencia. También cuenta con clientela fija, viajeros habituales que lo buscan a él por encima de sus colegas.

Recuerda a Jaime Garzón con cariño, porque representaba muy bien a su gremio con su personaje de Heriberto De La Calle. Coincidencialmente él tiene algo torcido sus dientes superiores y se nota cuando sonríe.

De 8 a 12 pares de zapatos diarios es un buen promedio para su bolsillo, a $2.500 cada uno, y la cosa mejora cuando las mujeres embolan sus elegantes botas de cuero, cuyo precio depende de la altura de las mismas.


Los materiales los paga él, y le duran según lo sucio de los zapatos que lustre durante la semana. Los trapitos son recortes de tela barata y los cepillos, viejitos, todavía no los da de baja.

Al comienzo y aún sin experiencia, manchó varias veces medias con betún; luego de 10 años en el oficio ya casi no ocurre. Pero cuando le ha vuelto a pasar, algunos de los reclamos sí que han sido airados por parte de encopetados ejecutivos.


Luego de limpiarlos con agua, ponerle betún neutro, utilizar un cepillo pequeño, rociarle un líquido brillador y pasarle un trapito amarillo, Jesús disimuladamente lame otro trapito blanco y comienza a frotarlo rápidamente en la parte superior de cada zapato, para después pasarle otro cepillo más viejo que el primero.

Los zapatos toman un color más destacado del que tenía originalmente. El resultado, a pesar del inesperado “¡Puaj!”, impecable.

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3 comentarios:

Anónimo dijo...

Chévere el reportaje. Me gusta ese ejercicio de arriesgar el propio pellejo (o en este caso el de los zapatos) para tener información de primera mano. Felicitaciones :)

T3Mo dijo...

Jaja gran escrito!

Anónimo dijo...

Te felicito es un comentario que yo tomo como cuando las personas estan en el salon de belleza comparten sus comentarios y se actualizan es lo mismo con el embolador.