miércoles, 16 de mayo de 2007

Una pista en el caso Neo

- “¿Cómo es posible, Inspectora? ¡Usted se comprometió a resolver el caso Neo…!”.
- “Marqués, yo no me he comprometido con usted…”, me respondió mientras lavaba su blanca pata delantera derecha que sobresalía de su peluda gabardina. “Yo sé cómo hago mi trabajo…”.
- “¡Me está faltando al respeto, Inspectora!”, le exigí… Me tenía cansado con su dejadez a pesar de su exitosa labor.
- “Es su respeto, Detective, no el mío…”, y ella siguió acicalándose con algo de somnolencia como si nadie más la estuviera viendo.
- “En fin… Inspectora… Hablaremos de este tema después… Cuénteme, qué pudo averiguar…”. Mi curiosidad era mayor que mi molestia por su actitud.

Después de tres semanas del último asesinato, el turno era para Cebra. Al levantamiento de su cadáver asistieron muchos peces que no paraban de revolotear alrededor de la malla. La Inspectora Mora estuvo presente en la diligencia legal, escondida entre los demás, presumiendo la presencia del asesino de Line, la pequeña, hambrienta y rayada pez.

Apareció debajo de una gran piedra de coral con signos evidentes de tortura. Los delincuentes mordieron las aletas dorsales dejándolas carcomidas hasta la base. Su cuerpo, blancuzco y maloliente, está siendo investigado en medicina forense para encontrar alguna pista adicional.

- “Su informe sobre el caso Neo está inconcluso, Inspectora”.
- “Es verdad Detective, pero le traigo pistas sobre el caso Line… Esa pobre… su muerte fue horrible… seguramente está relacionada con Neo o con sus asesinos”.
- “¿Qué sugiere Inspectora?”.
- “Aún no quiero arriesgarme Marqués, pero mi hipótesis está tomando cada vez más fuerza…”.

Line Cebra, al no tener antecedentes, había sido descartada de la lista de los sospechosos. Su compañero sentimental había muerto en un accidente y su aparente tristeza le sirvió de escudo para evadir las indagaciones preliminares. Sin embargo, siguió compitiendo a toda costa por el primer bocado de comida que les proveían puntualmente en las mañanas.

- “¿Comida? ¿Esa es su hipótesis Inspectora? ¡Por favor! Eso es lo único en lo que usted piensa…”.
- “¡Cuide sus palabras Detective…! O se ganará un rasguño sin mayor motivo…”, lo dijo con las orejas algo inclinadas hacia atrás y con un imperceptible movimiento en su recién peinada pata, luego de dilatar instantáneamente sus pupilas.
- “Tranquila Inspectora… tranquila… ¿Qué más sabe?”.

Exigió una nueva paga, más comida, para continuar en el caso. No tuve otra opción que aceptar. La Inspectora Mora hacía bien su trabajo y eso costaría… necesita tiempo y una buena siesta para encontrar al asesino. Su carácter felino era clave en este caso. Y en cualquiera… La necesito…

1 comentario:

Andrés Meza Escallón dijo...

Parece que con la Inspectora Mora te pasó lo mismo que a los ganaderos con los paramilitares: acabó volviéndose peor el remedio que la enfermedad...

¿La felina no tendrá en su árbol genealógico algún ascendente italiano? ¿Un Mancuso, tal vez? ;)