miércoles, 26 de diciembre de 2007

Chao bigote

Listo. Un ensayo más vívido, vivido y, exagerando, hasta económico: el no afeitarme alargaba la vida de las cuchillas de afeitar, pues trabajaban únicamente para mantener a ras el resto del bello facial.

Sólo se necesitó paciencia para explicar una y otra vez el por qué del cambio a todo aquel que con una carcajada o un gesto de asco preguntaba ¿por qué te dejaste el bigote? Cada respuesta fue diferente y en algunos casos el victorioso “porque sí” era mi favorita. Hay cosas que no tienen o quieren explicación.

Creció, creció y creció. Era libre de hacerlo. Ese era su objetivo. Esa era su estrategia. Y cumplió su misión a cabalidad hasta el último momento. No lo corté para darle forma como muchos lo sugirieron, porque precisamente se hubiera convertido en un bigote normal, estándar, regular, ordinario: como el que tiene el chofer del taxi, el que vende el chance, el que atiende el carrito de perros calientes, el que usa el politiquero de turno o el funcionario público. Las siguientes fotos lo muestran en algunas de sus particulares facetas: casual, un poco despeinado, con su amiga la barba y tomando un baño.





Con tijera y cuchilla (nueva) en mano, se dio comienzo a la eliminación de mi bigotuda personalidad. ¿Por qué? Aquí sí hay una razón: al día siguiente viajaría a Pasto y con seguridad, con gran probabilidad, a mi mamá le hubiera dado un infarto al verme así. Si sólo con estas fotos se preocupó por mi salud física, emocional y mental, no me imagino qué hubiera ocurrido al verme con semejante mostacho. A nadie en la familia le gustó el experimento.

Sentía nostalgia con cada tijeretazo después de su compañía por casi cuatro meses. Tantas risas. Tantos apodos. Tantas malascaras conocidas. Tantos silencios anónimos…
Aproveché para darle forma, y casi logro dejarlo como el bigote de Javier Solis, el famoso cantante mexicano. Luego lo moldeé con la cuchilla como lo usaba Charles Chaplin; se veía muy bien. Finalmente mi rostro quedó limpio de todo vello. No me reconocía. Me reí mucho frente al espejo ya sin lucirlo. Mis labios se resaltaban y la textura de la piel era idéntica a la de una vulva recién depilada.

En Bigotes invité a las interesadas a probarlo. Nadie se postuló a la vacante. Pero supongo que habrán habido amantes que en secreto desearon cada vello mío en sus cuerpos. Si era el bigote la razón por la que no se presentaron, ahora, sin él, espero alguna aplique al cargo para darle o no la razón al filósofo Arthur Schopenhauer.

12 comentarios:

Daniel dijo...

Dario, vos estás muy loco.

Feliz año 08.

Próximo reto: el pelo del pecho

Anónimo dijo...

en Johnson & Johnson Acopi, en medio del stress laboral se escucho una carcajada!
que buena cronica... "uprising, climax and death of my cowboy mustache"
hubieras experimentado con el look hitleriano.

att: Arbelaez Andres

Daniel dijo...

Correción

Gayrbelaez está más loco aun

Andrés Meza Escallón dijo...

Cuando Ned Flanders se mudó a Humbleton, Pennsylvania, su bigote no fue bienvenido. De esta forma, hasta el más complaciente personaje de los Simpson se convirtió es un rebelde por principio más allá de cualquier otra consideración.

Me reí mucho con tu época Ned-Flanders-en-Humbleton, pero me alegra sinceramente poder decir ahora "chao, compadre Gorgojo".

PD: el bigote boyancense acompañado del respectivo radio de pilas hubieran sido perfectos para Halloween... tal vez demasiado perfecto, ja, ja, ja :D

MAREÑA dijo...

jajajaja estoy de acuerdo con Apoloduvalis, una ruana y el radio, perfecto, y bueno se nota que sabes mucho de texturas vúlvicas

Anónimo dijo...

Recordé lo que decía uno de mis tios: "Me quité el bigote porque parecía viejo... ahora me veo como vieja...." (A lo mejor también él tenía pensamientos eróticos)

Feliz Añoooooo

Anónimo dijo...

Ya no te dara mas comezon esos animalitos ya no estaran mas. ahora debes broncearte

Anónimo dijo...

Ya no te dara mas comezon esos animalitos ya no estaran mas. ahora debes broncearte

César López dijo...

Bien por el experimento, bien si te sientes cómodo como el Darío de siempre. Igual, fue una experiencia buena para vos, para nosotros no.

Anónimo dijo...

según yo te ves mejor sin bigote pero se necesita mucha personalidad para recibir las críticas, comentarios y miradas, así que bien por ti que demostraste de qué estás hecho aún en cosas tan simples de la vida como afeitarse o no.

Johanna Pérez Vásquez dijo...

Mareña me quitó las palabras, ahora yo propongo que el reto sea barba y bigote. ;)

Anónimo dijo...

Desafortunadamente no te conocí sin bigote, o realmente no recuerdo si al principio de clases lo tenías o no. Aunque no puedo negar que en alguna oportunidad al ver que no le hacías mantenimiento ( cortarlo) a tu bigote,me cuestioné: Está muy joven para pretender aparentar más edad, sin embargo nunca te ví como don Esteban.
Espero que con tu experimento obtuvieras resultados significativos, si es así te felicito por ello.
Ah! y con respecto a Arthur Schopenhauer, pienso que le faltó en su frase la palabra: ALGUNAS, pues no me siento en el grupo de las atraídas por los bigotes.

Espero verte con tu cambio pronto en Univalle.

IRIS.